MODELO FRACASADO
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación
Aisén Reserva de Vida.
Cargadas al femicidio y el peor de todos, aquel de la Madre Tierra, han estado
cargadas las noticias de los últimos días.
Mientras en la
Zona de Catástrofe de
Chiloé llevaban mas de dos semanas manifestándose y dejando en claro que el
sentir que hay de fondo es que el “desarrollo” que han sufrido durante las
últimas décadas con el modelo extractivista en el cual en los territorios sacrificados
queda solo pobreza y contaminación, es el que no da para mas. A tanto, que el
gobierno, para nuestro asombro, esta ofreciendo como solución ocuparse ¡ahora!
en buscar mayor sustentabilidad. Por otra parte, ha sido notable la
desconfianza que hay hacia la institucionalidad y hacia algunos gremios de
profesionales “científicos”, que han pretendido bajarle el perfil a la crisis y
cargarle las culpas solo a la
Corriente del Niño y a la marea roja. Por cierto que cuando
mencionan entre las causas de la crisis la eutrofización, hacen lo posible en
evitar mencionar que esta proviene principalmente de las salmoneras. La cuestión
es que se hacen un pésimo favor al prostituir a la ciencia, la cual así, como
la academia, se desprestigia y pierde credibilidad. Que eso ocurra con los
políticos, es mas o menos lógico, pero que ahora ocurra con ellos es pésimo,
porque se van perdiendo los últimos bastiones incorruptos y creíbles del país. A
proposito, de los fondos Conycit de los últimos diez años, 725 millones han ido
a estudios de productividad salmonera y solo ochenta (14%) a los efectos
biológicos de esa industria (estudios que son demoledores). Y a investigación
sobre marea roja fueron 200 millones. A su vez están también los US$ 120
millones de la CORFO
por virus ISA a los salmoneros. En todo caso, por todo lo que se ha sabido, aun
hay hartos aspectos poco claros de esa crisis ambiental-cultural y social, y
que la autoridad coludida con la salmonicultura, que duda cabe, trata de
esconder. Eso en cuanto a Chiloé.
¿Y que pasa en Aisén? Resulta que cuando se observan los
antecedentes del mes de abril de este año del IFOP, en nuestra región hay tres
veces mas marea roja que en aquella de Catástrofe y sin embargo los pescadores
de Melinka, Marin Balmaceda y las Huichas, como que no existieran. Es mas, en
Quellón denuncian que la marea roja llego ahí en marzo del 2009 en wellboat
salmonero desde Aisén, con la anuencia de funcionarios de SERNAPESCA. ¿Y como
llegó a Aisén desde Magallanes? ¿Y como llegó a Magallanes en 1972,
aparentemente desde la Península Valdés?
Al menos el Alexandrium catenella, el plancton con tóxico paralizante y que es
aquel que causa la catástrofe, es una especie exótica invasiva (procedente de
la costa oeste de EEUU de NA). Algo así como el visón en tierra. Y al igual que
con el visón, la institucionalidad fracasó rotundamente en su control. Y de los
otros plancton de marea roja e invasión
de algas se sabe menos aun. Es más, según oficio SERNAPECSA Nº 78931 de abril
2016, hubo doce centros salmoneros del litoral norte de Aisén afectados por el “Bloom
de algas” que provoco la mortandad de salmones en el verano, al igual que mas
al norte. Con la diferencia de que allá se sabe que una parte de esos salmones
descompuestos (y dicen con químicos) fue la que se vertió al mar causando
aparentemente parte de los daños ocurridos y la indignación en Chiloé. ¿Y que
pasó con los salmones muertos de esos doce centros aiseninos? Silencio total. Y
a propósito ¿qué pasó finalmente con el centro naufragado del Canal Ninualac de
lo que nunca mas se supo? ¿No habrá “naufragado” por este motivo?
En estos días de crisis en Chiloé, nos hemos enterado,
nuevamente, de mas de algún desastre salmonero en nuestra región, basuras y
basurales por doquier (inclusive sumergidos), escapes y soltada de salmones por
millones, abuso de antibióticos y pesticidas, lavado de redes contaminante, matanza
de lobos marinos, abusos con su
personal, escaso o ningún respeto y aporte a comunidades (no es casualidad que
los alcaldes del litoral no los quieran). Se suma la sobreexplotación de hasta
en un 300% de pesquerías para producir alimento de salmones, la sobrecarga de
salmoneras provocando fondo anaeróbico, incumpliendo sus propias declaraciones y
resoluciones ambientales, la instalación en áreas protegidas y un cúmulo de
irregularidades mas. Hoy hay quienes proponen como solución mayor regulación,
como normas secundarias del agua ¡Pero si aquellas que ya hay no las cumplen y
nada pasa, qué sacamos con mas regulación! De los principios preventivo y
precautorios de las leyes de pesca y acuicultura y del ambiente, cero. Sustentabilidad
cero de esta privilegiada actividad que ha contado con todo el respaldo estatal
posible, al punto de llegar a permitirles hipotecar sus concesiones,
privatizando el mar. Para que hablar de fiscalización. Y eso para ir de crisis
en crisis, sin aprendizaje, provocando catástrofe, tras catástrofe, como la
actual.
Y si todo esto fuera poco, como efecto de la crisis chilota,
el mar regional corre serio peligro de ser utilizado de válvula de escape para
“relocalizar” mas salmoneras aun, así como hacia Magallanes. Esto ya ocurrió
con la crisis del ISA. Y también de sobreexplotar mas aun las pesquerías, como
aquella del erizo y ampliar la Zona Contigua
para mantener operando la flota pesquera de mas al norte. El proyecto de nuevo
gran puerto en Quellón no es casual. Ese puerto siempre ha sido para descargar
pesca proveniente de Aisén (60% o mas de los bentónicos extraídos en la región
y buena parte de los salmones).
Y pensar que este es el último mar del planeta en ser
“explotado”, para el fracaso y catástrofe,
priorizado en su tiempo como de importancia para la conservación mundial (WWF,
1995, TNC/USAID,1999). Cuando bien podría haber sido un uso ejemplar, con amor
y sabiduría, de forma sustentable, para que nuestros hijos y nietos también
puedan conocer y contar con el privilegio de sus virtudes y beneficios.
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