EL APOCALIPSIS DE LOS ANIMALES
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación
Aisén Reserva de Vida.
El titulo proviene de un tema musical de Jean Michel Jarre
de hace décadas. Cuando aun los científicos no alertaban de que “la
sexta extinción masiva ha comenzado”, que desde el año1.500 han
desaparecido 322 especies de animales, que las tasas mas altas estaban en los
grandes mamíferos y las aves y que la tasa de especies en peligro ha crecido al
25%, siendo los humanos los responsables. La prestigiosa revista Science en el
2014 publicaba que la extinción es 1.000 veces mayor a antes de la aparición de
los humanos. Eso era ya hace algunos
años. Sin embargo, en el intertanto los humanos ni nos inmutamos. Así es como en
octubre de este año el último informe exhaustivo sobre este tema del WWF y
Sociedad Zoológica de Londres advierte que “la Tierra ha perdido el 58% de sus animales en los
últimos 40 años”. Eso, entre 1970 al 2012 y puede llegar a ser 67% en
el 2020. Eso es una disminución de dos tercios del total, destruyendo el
sustento biológico del que depende la humanidad. Las causas según ese informe son
la destrucción de hábitats, sobreexplotación de especies y la contaminación,
así como la invasión de especies exóticas y el cambio climático. El colapso de
la vida silvestre es junto al cambio climático la señal más llamativa del
Antropoceno, una nueva era geológica en que los humanos dominan de manera
aplastante el planeta, sin entender que son completamente dependientes de la
naturaleza. La humanidad esta consumiendo una cantidad de recursos naturales de
1,6 veces los existentes sobre la
Tierra y esto va en aumento si no hay cambios en nuestro
estilo de vida. Según este último informe entre las especies mas dañadas están
los anfibios y los hábitats mas dañados son los ríos y lagos, a causa de sobre-extracción
de agua, contaminación y las represas.
En este Apocalipsis ni Chile ni la Región de Aysén, por
desgracia, son excepción. No por casualidad en los últimos meses hemos estado
refiriéndonos, entre otros temas, a los desastres que provocan especies
exóticas invasivas como las de la marea roja y el cultivo de otra especie
exótica como los salmones en “áreas silvestres protegidas”, al impacto y
destrucción que provocarían las represas y embalse en la cuenca del Río Cuervo,
amenazando inclusive a especies en peligro de extinción como son el Huillín y la Ranita de Darwin. Y por
cierto también nos referimos a la biodiversidad y vida y a los problemas que
viven los huemules, otra especie en peligro.
En cuanto a los huemules, se podría decir que su situación
en alguna medida ha mejorado en comparación a unas décadas atrás cuando eran
impunemente cazados y su hábitat quemado y restringido a lo que a nadie más le
interesaba. Hoy en día se ven huemules donde antes no los había, como a orillas
de camino en la Reserva Nacional
Cerro Castillo. Y con eso apareció el problema de los atropellos en una vía en
la cual no se evaluó su existencia. Por otra parte así como antes los perros
eran de sus peores enemigos, ahora lo siguen siendo, tal vez de otra forma. La
cuestión es que tanto en la Reserva Nacional
Lago Cochrane o Tamango, como en la
R.N. Río Simpson, sector Río Claro, los huemules han sido atacados
y desplazados por los perros provenientes de las ciudades y vecindario cercanos.
En la cercanía de campos debe pasar lo mismo. Así como antes la transmisión de
enfermedades del ganado era problema, ahora lo sigue siendo y peor, con mas y
nuevas enfermedades. Los huemules muertos hace poco en la R.N. Cerro Castillo
tenían no solo abscesos de Linfoadenitis caseosa, sino también quistes
hidatídicos transmitidos desde el ganado exótico, que por lo visto se encuentra
en pésimas condiciones sanitarias. Si consideramos que la transmisión de
enfermedades desde el ganado a los huemules, perros y humanos y el problema de
la hidatidosis en la región no se ha logrado resolver en al menos tres décadas,
podríamos hablar de un rotundo fracaso de los métodos utilizados y de la
institucionalidad respectiva; eso es al menos SAG y Servicio de Salud. Por otra
parte, el contacto del ganado con los huemules es algo prácticamente inevitable,
porque donde está hoy el primero era parte del territorio de los ciervos y su
área “protegida” es el remanente de lo que a ningún poblador le interesó: la
parte alta, pendientes fuertes y roca. Por lo tanto, suele estar plagado de
cercos (que sirven de transmisores de la Linfoadenitis), no
faltan los perros y los huemules en invierno bajan al valle ganadero. Lo peor
es que también hay huemules con abscesos de Linfoadenitis caseosa en el Parque
Nacional Bernardo O’Higgins. Eso implica que hay ganado en ese parque, donde en
teoría no debiera por ningún motivo. Nos dicen que se trata de una manada de
unos 100 bovinos, introducidos en una operación de la Municipalidad de
Tortel y la Armada
en los años 80, que estarían entre los fiordos Ofhidro y Bernardo. Y si lo que
ocurre con los huemules en las R.N. Cerro Castillo y Lago Cochrane es grave,
esto es absolutamente inaceptable. Tras una denuncia a Conaf, ahí se limitaron
en pedirnos la ubicación de donde estaría ese ganado, cuando sus guardaparques
saben muy bien donde se encuentra. Si las especies en peligro de extinción en
Chile no están ni a salvo en un parque nacional y reservas nacionales, al
amparo de convenciones internacionales refrendadas por nuestra nación ¿Qué se puede esperar fuera de ellas? Así como
están las cosas, nuestra nación esta contribuyendo entusiastamente al
Apocalipsis de los animales.
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