ÁREAS VERDES Y PAVIMENTO$
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación
Aisén Reserva de Vida.
Escribiremos sobre uno de nuestros temas favoritos, las
áreas verdes. El detonante esta vez fue ver
cómo pretenden pavimentar ahora la plaza Angol, una de las pocas áreas verdes
existentes en Coyhaique y que cumple relativamente bien sus funciones. Hace no mucho nos referíamos a la moda-
negocio de los muros por acá y luego
vimos otros, tal vez aún peores y más innecesarios, en la construcción por el Gno. Regional y
Serviu un parque en Pto. Chacabuco. Y si
los muros se convirtieron en una forma de ganar plata para las constructoras,
la pavimentación de áreas verdes no lo hace nada de mal. La consigna parece ser
convertir las áreas verdes en un buen negocio, en vez de que a que cumplan su
función. Y eso, en vez de implementar y hacer real su función en los cientos de sitios
eriazos que en el papel aparecen como área
verde y aunque están convertidos en
lugar marginal. Vale recordar que el estándar internacional mínimo de área
verde por habitante es de 9 u 11 m2, de lo cual estamos lejísimos (a más de 7
m2). O sea, la prioridad está aquí y en poner pulmones verdes a una ciudad con
record de aire contaminado.
Reclamos y propuestas anteriores sobre este tema nos han costado
más de alguna mofa e indiferencia por
quienes no comprenden su sentido. Más aun en una sociedad donde todo parece
indicar que se pretende ser “moderno”, “crecer” y convertirse en gran ciudad y
eso lo más lejano a lo natural posible. Como si en la gran ciudad fueran
felices y “desarrollados”. La cuestión es que aparte de esas pretensiones
sociales un tanto ingenuas, en esto están en juego modas, conocimientos
profesionales, un suculento negocio para algunos y suponemos la intención de
dar empleo y obtener votos por parte del gobierno haciendo algo vistoso. Por
nuestra parte, este tema nos motiva porque entendemos sobre él, eso como profesional
arquitecto –urbanista y como ambientalista. Y por eso nos atrevemos a opinar
fundadamente.
La moda y negocio
pavimentador es nada nuevo, en otros países pasaron por ella hace hartos
años atrás y finalmente provocó una reacción en contra que llevó a un mayor equilibrio con lo natural
incorporado a la urbe. Lo vivimos trabajando y conociendo la realidad del tema
en Alemania, en 1979. Con esto la pregunta es ¿no será mejor saltarnos esas
décadas grises y aprender de la experiencia ajena de quienes nos llevan harto
delantera ? En segundo lugar, está claro
que hay profesiones con sesgo betonero, en
lo personal como estudiante de arquitectura nos pasó que algun profesor decía
que teníamos que “arquitectonizar mas el
parque”. Claro que eso no quiere decir que hay que artificializarlo todo y en
eso está la calidad del profesional. Con esto vale preguntarse ¿es que no hay
paisajistas, los profesionales mas ad hoc para este tipo de proyectos en la
región? Luego, está la posibilidad y necesidad
de las plazas duras, de las cuales hay magníficos ejemplos como aquellas de
Venecia y Florencia, los cuales si los analizamos, vamos a llegar a la
conclusión de que esa dureza cumple una función y/o es porque ahí suelen
traficar millones de personas. Lo cual por cierto no es el caso de la plaza
Angol o del “Parque” del borde Rio
Simpson o el de Pto. Chacabuco, donde también vemos profusión de nuevos
pavimentos innecesarios y que parecen solo cumplir el objetivo de encarecer la obra.
Si analizamos, por ejemplo el Parque Forestal o el Parque San Borja de
Santiago, lugares con una tremenda
densidad poblacional, ahí los pavimentos que encontraremos son los
absolutamente necesarios. Y las ciclovías
que conocí en Alemania solían ir dentro de por los parques y rara vez
eran de concreto. Las áreas verdes tienen diferentes estándares: regional,
comunal, vecinal (no es lo mismo un lugar donde se efectúan los desfiles ante las autoridades, a uno al lado de la
casa para ir a jugar) y suelen dar respuesta a diferentes demandas, cumpliendo
diferentes funciones: lugar de encuentro, juego de niños, recreación, encuentro
con lo natural, descanso, tomar sol o aire libre, desfiles, manifestaciones,
comercio eventual, arte y conciertos, refugio y absorción de contaminación y
producción de oxígeno, absorción de agua lluvia y varias más.
Por otra parte, en ecología existe lo que se denomina la “sucesión
ecológica”: Esto es, como se va desarrollando la vida a partir del agua (hidrosere)
o de la roca (xerosere). Eso es, como con la erosión y con la descomposición a
partir de líquenes se va produciendo el suelo, como ese suelo incipiente se va
colonizando con hierbitas, luego plantas, luego arbustos mejorando con su
descomposición cada vez mas el suelo y permitiendo cada vez mayor cantidad de
vida en ese lugar y con ello la presencia de fauna que a su vez va fertilizando también ese
suelo. Finalmente la sucesión ecológica,
a veces tras miles de años, llega a su clímax convertida en bosque. Y un
bosque no es lo mismo que una plantación
de árboles. Dicen los científicos que en un metro cuadrado de suelo se pueden
encontrar millones de interrelaciones y que ellos apenas han logrado entender
una partecita de ellas. Esta explicación
es para que se entienda que al pavimentar un luga, que años atrás era bosque y
un suelo lleno de vida microscópica, estamos logrando una perfecta involución y
retrotraer el clímax de vuelta a la roca muerta, o al desierto, anulando o retrocediendo en escaso tiempo lo
que a la natura le tomo muchísimos lustros llenar de vida. Esto, aparte de
mostrarnos como especie no muy sapiens, evidentemente tiene consecuencias,
también sociales y eso un profesional y una autoridad que se dedica a las áreas
verdes lo debiera saber.
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