LEÑA SUSTENTABLE
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación
Aisén Reserva de Vida.
El tema energético sin duda es de los principales que
solemos abordar y en las últimas semanas nos referimos en esto a la falta de
seriedad con que habitualmente lo encaramos. Y no solo en la Región de Aysén.
Así es como suele reinar la precariedad, la improvisación y el cantinfleo
politiquero en vez de las soluciones de fondo. Así es como la leña que es uno
de los principales combustibles utilizados en el país, recién hace poco mereció
comenzar a ser considerada su existencia
por la institucionalidad y se estableció una política de la leña. Eso ya es un
avance increíble, sin embargo aún
falta harto para “bajar” esa política a la vida diaria, a la calidad y mayor
formalidad en el comercio de la leña, a una comunidad y consumidores informados
y responsables. Vale sumar la
certificación y etiquetas de las
tecnologías usadas. Y esa es una tarea urgente, especialmente en las ciudades
contaminadas. Y lo decimos con amargura, mientras nos dedicamos a tener que
secar en el horno de la cocina, cuyo caño chorrea creosota, la “leña seca certificada” que nos
recomendaron quienes se dedican al tema.
O sea, ni hablar de la leña verde más barata. O peor aún, olfateando incluso a
metros de la Intendencia regional, humo pasado a plástico o neumático.
Todo esto de la leña y su sustitución nos hizo recordar una interesante
experiencia que vale la pena transmitir. Hace años atrás, estando de visita en
la Escuela de Arquitectura de la Universidad de Hannover (Alemania) donde un
tío era decano, asistimos a una charla sobre energía en la vivienda impartida
por un profesor de una universidad inglesa. Para asombro de los asistentes, el
expositor mostró que tras años de experimentación habían llegado a la
conclusión de que la energía más sustentable utilizada, era aquella renovable
de la leña. ¡Y eso cuando todos esperábamos que dijese que era la solar o
eólica, que eran la gran novedad del momento! Claro, a lo mejor esa
sustentabilidad vale para lugares mas rurales o no tan contaminados como más de
alguna ciudad del sur y austro chileno. Tal vez habría que actualizar esa
conclusión y a lo mejor hoy en día el impresionante desarrollo de la tecnología de energía solar la hace más accesible y
sustentable. En todo caso, la leña y sus derivados o genéricamente la biomasa, es un combustible
propio que cualquiera puede cultivar y manejar, accesible a todos, que se usa
desde la prehistoria con tecnologías relativamente sencillas y que mueve a una
economía e industria local. Versus otros combustibles no renovables importados,
transportados por grandes distancias con su respectiva huella de carbono, que
utilizan tecnologías complejas y que nos hacen muy dependientes. Vale recordar
que éstas además son las empresas más contaminantes del planeta y responsables
del calentamiento global. O tecnologías sofisticadas
que requieren una alta cantidad de energía para producirla, como son las placas
solares, también importadas.
Por otra parte, es más o menos obvio que para que la leña sea realmente sustentable debe
provenir de un manejo de plantación o bosque también sustentable. O sea, si
cortamos árboles también tenemos que plantar árboles, o al menos dejar que el
bosque se recupere por si mismo. Eso es, entre otros, excluyendo el ganado y
para eso hay que entender que no solo se puede vivir del ganado, sino también
de la leña y que cada cual puede tener su lugar. O sea, aquí como con la leña
seca y como con la diversificación energética hay de fondo un tema de cambio
cultural. Y los cambios culturales son lentos y requieren un arduo trabajo para
que se vuelvan realidad. Por eso hay que enfrentarlos con energía y por la sustentabilidad.
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