TOMARSELO EN SERIO
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén,
Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
A la hora de escribir estas líneas nuestra
mente deambula entre varios temas que han estado en el tapete en los últimos
días. Nos quedamos con el invierno patagonico y los riesgos.
Llevamos ya unas dos semanas metidos en la
nieve y muchos quejándose como si fuera algo excepcional. Parece que con el
calentamiento global y varios inviernos suaves ya olvidamos lo que son los
rigores patagónicos y como que hasta nos anduvimos confiando en que en lo sucesivo ya solo habría poca nieve y
frio. Y la verdad es que los inviernos patagónicos solían ser duros e
inclementes y por lo visto de vez en cuando reaparecen y nos causan más de algún contratiempo y complicación
en nuestro sistema de vida poco arraigado a esta tierra y poco preparado para
estos rigores. Como decía el Dr. C.A. Viviani, “hasta nuestras casas son como
que estuviéramos en Cartagena”. Entre estos precarios, la red eléctrica, que
luego de serios problemas tras la nevada de mayo y la penúltima, se podía
pensar que ya había pasado las peores pruebas. Pero para sorpresa de todos, a
los minutos de la última nevada, el sábado pasado, otra vez volvimos a los apagones. Con esto es
como para ya no creer en la “solución eléctrica” de la cual dependen varias
otras “soluciones tecnológicas”, que sin electricidad no funcionan. Si sumamos
que actualmente tampoco podemos confiar en la “leña seca” y que depender de
combustibles no renovables importados cuyo transporte y suministro también
puede fallar, como le ocurrió a Los Antiguos con el gas la semana pasada o a
nosotros durante el movimiento social, o cuando sus productores le suban el precio o los argentinos cierran la llave, o
peor aun cuando se acabe: ¿Cuál es entonces la solución? Aunque nos guste la
autonomía y pensemos en que lo ideal es tener nuestros propio abastecimiento energético: microcentrales hidro, solar o
eólico, esto también tiene sus límites. Así nos va quedando la geotermia con su
alto costo inicial y que si la encaramos al lote como las demás fuentes, seguro
tampoco resultará. Entonces, la solución parece ser diversificarnos (ley de la
natura), buscar mayor autonomía (independencia) y de frentón tomarnos más en
serio el funcionamiento y calidad de las
fuentes energéticas nuestras que ya utilizamos y ya conocemos bien. Y
por cierto darle prioridad a la eficiencia energética.
También llevamos unas dos semanas pendientes de lo acontecido en la
inundada mina Delia II de Cerro Bayo. Aparte
de aprender de lo que pasó ahí, vale extrapolar hacia el proyecto Río Cuervo.
Si en la Delia II el Subdirector Nacional de Minería dice que la empresa no
informo que estaba cerca y/o bajo la Laguna Verde, o sea había un factor de
riesgo inminente que se estaba ocultando, en el proyecto de Energía Austral la
institucionalidad sí sabe bien que ahí también existe n tremendos riesgos; a
tanto que el Sernageomin encontraba que era inviable. Pero como en tantas otras
cosas, termino por prevalecer el poder político-empresarial y en el gobierno
pasado a ese servicio “lo cambiaron de
parecer” y el geólogo que se oponía terminantemente al proyecto apareció
hace poco ante el Tribunal Ambiental bien alineado con la posición
gubernamental, en defensa de su decisión de aprobar el proyecto. Y si en la Delia II el riesgo de filtración
desde la laguna a la mina era grande, en el proyecto Rio Cuervo, la filtración
desde su embalse hacia Puerto Aisén también lo es. Y la solución ofertada ante tamaño riesgo es
una estación de monitoreo de caudal de agua. ¿Y si el embalse, así como lo hizo
la laguna, se vacía de frentón? ¿ O la avalancha piroclástica, “caso
excepcional” pero posible, se pasa de frentón hacia el valle del Tabo. ¿ O se
viene abajo la represa ubicada sobre la falla
geológica? ¿O se produce inducción sísmica como en tantos otros casos y provoca
remoción en masa, por ejemplo en Bahía Acantilada,
a cinco minutos de tsunami de Pto. Aisén? No es que queramos ser pájaro de mal
agüero, ni mucho menos quisiéramos que algo así llegase a ocurrir, por eso más
vale prevenir que curar. Si se hubiese hecho en la Delia I I, si se hubiese
tomado en serio los riesgos, no estaríamos en la actual contingencia con dos
mineros perdidos. Y las consecuencias de
los riesgos del proyecto Rio Cuervo pueden ser aún bastante mayores y como para
tomárselos muy en serio.
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