POLITICA ENERGETICA REGIONAL, AMBIENTE Y SUSTENTABILIDAD.
Peter Hartmann, Coordinador Coalición
Ciudadana por Aisén Reserva de Vida.
El jueves 30 pasado se cerró la posibilidad de
efectuar observaciones en el proceso de Evaluación Ambiental Estratégica para
la Política Energética de Aysén. Hasta ahí llega la participación ciudadana en
esa política, al menos en lo formal.
Al respecto, hay que relevar el esfuerzo del
Ministerio de Energía en que hubiese participación ciudadana, la que conto con
una relativamente buena información sobre el tema, al menos con quienes
constituimos los grupos de trabajo para estos efectos. La verdad es que además aprendimos harto en un
tema bastante complejo de entender para neófitos. Y eso se notó ahora, cuando
esos neófitos definitivamente no tenían mucho como participar. Es un problema
que ya venía de antes cuando las empresas, los “expertos” en el tema (que suelen
hacer consultorías para las empresas) y
el ministerio, llevaban el debate a nivel técnico, en lo que, queriéndolo o no,
la ciudadanía queda colgada. Por supuesto es más fácil arreglárselas entre
pocos que con decenas de ciudadanos metiendo cuchara. Y en las ONGs nos ha
costado años poder “participar” opinando en el tema. Está claro que falta mayor
cultura energética y ambiental para una adecuada participación, y no solo en
este tema. Otra demanda más para la educación de calidad y la extensión de la
institucionalidad y academia.
Ahora, en cuanto al anteproyecto de la
política regional y su informe ambiental bajo observación (sobre 400 pgs.) vale
comentar que se elaboró en los tiempos en que aun existían HidroAysén y Energía
Austral, empresas que con ayuda de varios adláteres defendieron sus intereses
en eso y que el ministerio, que
evidentemente en esto tiene la sartén por el mango, hacía de todo con tal de
mantener abierta la opción de los escenarios con megaproyectos exportadores de
energía para el Sistema Interconectado. Pero ocurrió que esas empresas ya no
existen y la necesidad nacional de tener que recurrir a la “despensa” o “pila”
energética aisenina, tampoco. Energías
renovables no convencionales, ERNC, tienen harta por alla y harto más cerca. O
sea, se “perdió” el esfuerzo de quienes estaban en eso y ahora la política
puede ser realmente regional y para solucionar problemas regionales. Por lo
demás, esa política es “para Aysén”, no para solucionar supuestas necesidades
de más al norte. Además está la
oportunidad de que Aisén sea un ejemplo energético nacional de ERNC,
eficiencia, ahorro e innovación.
En ese marco es que a la política energética
regional, a nuestro parecer, aun da para mejorarle aspectos como fomentar las
ERNC y olvidarse de las “renovables” (esas que incluyen megaproyectos de
represas), la democratización energética con energía distribuida,
autogeneración, autonomía, respeto al derecho humano al agua y que se centre en
el bien común y de ser coherente con Aisén Reserva de Vida.
En la parte ambiental, nos llamó la atención
que el malo de la película sería la contaminación de la leña, olvidando el
tremendo problema que implica que cerca del 70% de la matriz sea en base al
petróleo, combustible importado y con poderosas empresas transnacionales y
nacionales intermediarias y que es de los principales responsables del cambio
climático. También olvidaron referirse a otros problemas, como cuando las
eléctricas monopolizan el agua en las cuencas, afectado el derecho humano a
este vital elemento, o como líneas eléctricas cruzando por paisajes de parques
nacionales y otros de alto valor, o que los megaproyectos implican
mega-impactos ambientales.
En lo referente a ambiente y sustentabilidad,
echamos de menos una comparación y análisis de que tan ambientales y
sustentables serian diferentes alternativas. Vale recordar que el petróleo
también implica la dependencia de tecnologías sofisticadas importadas. Y en
otras alternativas como la eólica, la solar, la mareomotriz, la geotermia y las
hidroeléctricas mayores ocurre algo parecido. Igual habría que evaluar los
impactos que produce cada una, también en la fabricación de componentes, su
transporte, su vida útil y mantención, cuanto empleo local producen, tipo de administración
y dependencia de empresas foraneas, costos,
efectos colaterales, continuidad y posibilidades de combinar, necesidad
de líneas de transmisión (costo e
impacto). O sea, ahí hay bastante como para revisar prejuicios.
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