MAREA ROJA Y EXTRACCION DE ARIDOS
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación
Aisén Reserva de Vida.
Mientras estábamos pensando en escribir nuevamente sobre lo
que ocurre en nuestro litoral, nos encontramos con la enésima andanada de reclamos
sobre la extracción de áridos en nuestros ríos (¿O es que son de las empresas
esas?). Y la verdad es que a fin de
cuentas en ambas partes pasa algo parecido. Eso que llaman el extractivismo y
la explotación de los recursos naturales. Se interviene sin contar con
información básica, sin planes de manejo, con intereses creados de por medio buscando
el lucro y sin mayor respeto por la naturaleza y los demás, no existe
fiscalización adecuada y ésta esta entregada a servicios sin medios ni
herramientas, dependientes de otros poderes funcionales a las empresas que
operan ahí, y sin mayor control de una
ciudadanía que no cuenta con la información y cultura necesaria como para eso.
¡Y vaya que cuesta conseguir información, esa que debiera ser pública!
Tras ya cerca de dos meses de festival de la marea roja, en
que en enero se declaró estado de emergencia por plaga Alexandrium catenella,
en que la semana antepasada nos encontramos que ya había seis especies de microplancton de marea
roja afectando los centros salmoneros y luego
nos encontramos con que el 28 de febrero se declara emergencia por plaga de
¡dieciséis “microalgas”(varias no lo son) de marea roja! ¿Sabían Uds. de la existencia de tanto
microplancton de marea roja? La cuestión es que definitivamente pocos aiseninos
tienen algún conocimiento y cultura marina y está claro que desde el famoso
“boom pesquero” se interviene en escala industrial el mar de Aisén, sin tener
ni idea de que es lo que se interviene. Una irresponsabilidad de tamaño mayor. De
ahí parte el círculo vicioso en que sin conocer los ecosistemas, la vida
existente y sus interrelaciones, menos aún las capacidades de carga, con
evaluación ambiental insuficiente y manipulada (que suele incumplirse)por los
propios interesados, con medidas reactivas tras cada oleada de desastres, sin
adecuada fiscalización, finalmente tenemos una debacle tras otra. A propósito
de desconocimiento y fiscalización: buena parte (¿cuántas y cuáles?) de las
especies plaga esas son exóticas (¿cómo llegaron?) y son diseminadas principalmente
por agua de lastre y embarcaciones transportadoras de salmones. Según nos dijo
una autoridad cada nave lleva un certificador. Sin embargo, Héctor Kol converso
con los operadores y según ellos el agua de lastre se toma en puerto de salida
y suelta en puerto de arribo, los transportadores de salmón recambian agua cada
hora durante el viaje (el cual de Magallanes a Los Lagos dura 4 a 5 días) y su calidad de agua recién se
fiscaliza cuando llegan a destino a descargar. Y ahí según la autoridad, hay
hartas veces en que han tenido que enviarlos de vuelta. Existen unas cien de esas embarcaciones
transportadoras de salmones vivos y mortalidades y solo once son wellboats y solo éstos cuentan con sistema de luz
ultravioleta para evitar epidemias bacterianas. Por lo demás, las mortalidades
en estos meses no solo han sido a causa
marea roja; también son por otros factores como el Sindrome Ricktesial del
Salmón o centros anaeróbicos, entre otras. Finalmente, nos enteramos que se
está realizando un estudio millonario sobre marea roja. Eso tras la debacle del
2016. Es de esperar este estudio sirva para poner algo de luz en este tema.
En lo que refiere a la extracción de áridos, ésta queda bajo
fiscalización y permisos de Obras Fluviales de la Dirección de Vialidad y de
las municipalidades respectivas. Esto es como el gato cuidando la carnicería,
ya que evidentemente los mayores extractores de áridos son las empresas
constructoras viales y a las municipalidades les interesa tener ingresos y
obras. Y por cierto el problema no solo afecta al turismo, pescadores y bañistas ¡También destruye los ríos y su vida!
Lo más interesante sobre este tema, de años atrás, fue la propuesta de hacer un plan de manejo
de los ríos donde se extrae áridos, sin embargo quedo en nada. Por cierto aquí también se puede hacer infinitamente
mejor las cosas de lo que se hace actualmente, sin mayor respeto por los demás
y los ríos.
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