EL PARQUE NACIONAL Y LA MINERIA
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación
Aisén Reserva de Vida.
Hemos estado observando, no sin asombro, la campaña anti
Parque Nacional Patagonia, esta vez con la más que evidente mano negra minera
tratando de cuidar lo que entienden es “su territorio”. Quien tiro la primera piedra fue el alcalde Ibarra
de Chile Chico…Aunque la verdad es que eso es en lo que refiere a la
actualidad, porque ya hace años el entonces Diputado Sandoval esta en eso,
contando con el apoyo, a veces, del alcalde de Cochrane y grupos de adláteres con argumentos mas bien ganaderos.
Por lo tanto, el que ahora algunos vengan a decir que no tenían idea del
proyecto del Parque Patagonia, que ya era
vox populi, es porque definitivamente están o se hacen los desinformados.
Ahora, el que el parque se decretase sin mayor explicación y
consulta, al menos a las municipalidades del territorio afectado, coincidimos
en que no fue bueno. Así como las comunidades tuvieron hartos años como para
enterarse, al menos por la vía informal del proyecto, el gobierno también los
tuvo como para interactuar con al menos esos municipios, aunque ninguna ley lo obligaba. Por lo demás,
en el acto de decretos en Valle Chacabuco, estaban presentes, muy contentos,
los correligionarios del alcalde de Chile Chico, el entonces Senador Walker y
el Diputado electo Calisto. O sea, o el alcalde tenía muy mala relación con
ellos y “su” gobierno o se hace el
desentendido. Tal vez sea porque la
minera recién lo vino a alertar sobre sus intereses afectados a último minuto.
Y eso de involucrar y asustar a los pobladores vecinos y usuarios de veranadas
fiscales, evidentemente sirve para meter a la comunidad en el lio. ¿Qué tanto
puede afectar el parque a esos vecinos que ya convivían con una Área Silvestre
Protegida? ¿O es que tenemos autoridades que justifican el uso ilegal (si es que) de una reserva nacional y
terrenos fiscales como veranada?
Notable es además que en sus declaraciones el Consejo Municipal de Chile Chico y un
dirigente sindical minero dejaran en claro que lo que reclaman es la falta de
información y participación y que tienen nada en contra de la creación del
parque. Igual lo es que la minera supuestamente afectada, La Cerro Bayo,
propiedad de la transnacional radicada en Canadá, Mandalay Resources Corp, no
dé la cara. ¿Y en que le afecta a esa minera el parque nacional? Pues, en que
en las Reservas, cuando no tienen interés científico declarado, a veces se
permite, al menos, las exploraciones mineras y en los parques no. O al menos
ahí se les pone mas complicada la pista. A lo mejor la minera se puso nerviosa
ante la preocupación que hemos estado mostrando últimamente algunas ONGs ante
los intentos de efectuar actividades mineras en áreas con prioridad de
conservación de biodiversidad y en las
cercanías de la Reserva Nacional Jeinimeini, donde se supon por ley debían presentar estudios ambientales.
Y la verdad es que tanto las mineras como las salmoneras cuentan con muchas
facilidades en el sistema de evaluación de impactos ambientales, en la
legislación y por parte de la institucionalidad que suele hacerles de
guardaespaldas. Todo porque se supone aportan al famoso crecimiento y dan
empleo. ¿O porque aportan a la caja electoral? Claro que de ahí a que sean
sustentables hay un larguísimo trecho; a estas alturas ya es archiconocido que
ni siquiera pagan impuestos y las utilidades ganadas con minerales que la
nación chilena vera nunca más, se van todas al extranjero . ¿Y realmente
producen crecimiento y empleo? Seguro que algo, marginal, por algunos años,
claro que debe ser un ínfimo porcentaje de lo que podría ser si fueran
sustentables y existiesen autoridades
regionales, parlamentarios y gobiernos
que cuidasen los interesas nacionales y se ocupasen de que así fuese. Un
buen ejemplo de como funciona este
sistema nefasto, fue la mina “El
Furioso”. Ahí, en las cumbres sobre Mallín Grande, se explotó un mineral
durante solo dos veranos, subsidiándose con 600 millones de Fondos Regionales y
la participación del MOP –Vialidad la construcción del camino de acceso, el que de paso eludió la evaluación ambiental. El argumento fue que
se daba empleo a 80 mineros. ¿No habría mejor uso para esos millones dando
empleo sustentable, por ejemplo aumentando o mejorando el área de riego en
Chile Chico, en vez de subsidiar a una
transnacional cuyos dueños deben reírse de nuestras autoridades de mentalidad
extractivista subdesarrollada?
Otro argumento esgrimido que nos llamó la atención, es aquel
de “los ochenta años de tradición minera”. Que sepamos la minería llego a Chile
Chico con la explotación de Fachinal por la transnacional Couer D’Alene en los
90s y la herencia, provincial, de la Empresa Minera de Aysén fue más bien de mineros
cesantes, de instalaciones abandonadas (inclusive dos hidroeléctricas que
podrían estar aportando energía) y peligrosos pasivos contaminantes. También de
poblaciones con record nacional de plomo en la sangre. ¿Algún aprendizaje? Y en cuanto a la “tradición” de Fachinal y
Cerro Bayo, por nuestra parte vemos como cada vez que baja el precio del oro y
plata y cada vez que se les termina alguna veta quedan los trabajadores
cesantes y cargados de problema al Estado, donde en primera instancia esta la
Municipalidad respectiva. Y bueno, también hay por desgracia desde hace poco dos
mineros sepultados en la mina Delia 2, que dicen operaba sin permiso respectivo
y donde nunca declararon estaba bajo una laguna. ¡Linda tradición! ¿O será
traición? Y en cuanto a traiciones ambientales
y comparar la actividad minera con la que da un Parque Nacional, da como
para escribir otras columnas.
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