EMERGENCIA AMBIENTAL
Peter Hartmann, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida,
Director CODEFF Aisén.
Como ya hemos comunicado antes, no hace mucho el Panel
Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU, IPCC, que asesora con
información científica para tomar decisiones a los países que suscriben la Convención para enfrentar el
Cambio Climático, advirtió que queda poco tiempo para evitar que la temperatura
terrestre aumente por sobre los 2 grados C. Ese aumento de temperatura desencadenará eventos climáticos catastróficos
irreversibles. Y por lo que se aprecia, la temperatura ha seguido aumentando. Por otra parte, la Plataforma
Intergubernamental de Política Científica sobre Biodiversidad y Servicios de
Ecosistemas de la ONU, IPBES, advirtió que el planeta vive el peor momento de
la historia humana : “Sin duda estamos amenazando el potencial de seguridad
alimentaria, seguridad de acceso al agua, la salud humana y el tejido social”.
La IPBES además anuncia un informe sobre el estado de los océanos, que dicen
viene igual de terrible.
A pesar de la gravedad e importancia de ambos informes y
advertencias desde la ONU, la humanidad
sigue como si nada pasase. Es más,
no faltan los “chaqueteos” y contra-información que a veces logra mayor
tribuna. Si bien es necesaria la crítica constructiva, hacer ver los errores
que se cometen y poner otras posiciones, no hay que olvidar que estos temas son
mirados con desconfianza por parte de grandes poderes como la industria
petrolera o la economía de EEUU, que temen ser afectados. Es cosa de ver la
posición del presidente Trump en esto. Y que estos poderosos tienen medios como
para desacreditar, descalificar, contrarrestar con otra información, tratando de
salvar sus egoístas intereses ¡la tienen! Los mismos intereses petroleros tienen a
Arabia Saudita frenando los acuerdos de los estados parte y consiguen que el
gobierno canadiense, al día siguiente de declararse en Emergencia Climática,
anuncie la construcción de un ducto petrolero a través de territorio indígena a
su costa Oeste, para exportar hacia China. Ese petróleo es obtenido de arenas
bituminosas en un procedimiento de lo más contaminante del ambiente.
En nuestro Chile, país que este año alberga la COP 25, por
cierto las noticias de las advertencias de la ONU, nos da la impresión pasaron
casi desapercibidas para los medios de comunicación. Lo mismo pasa con la COP
25; una encuesta descubrió que 80% de la gente no sabe de qué se trata.
Entonces, si bien a la gente no le gustan los asusten con noticias adversas y
que les signifique esfuerzos adicionales en su vida ya suficientemente complicada
y que según explica un psiquiatra, los humanos no tomamos en serio problemas
que se ven aun lejanos y reaccionamos solo cuando está ocurriendo la
catástrofe, también hay alguna responsabilidad de parte de los medios de
comunicación, de quienes entendemos de estas cosas y evidentemente del gobierno,
o al menos del Ministerio del Medio Ambiente. Claro, en ese ministerio están ocupadísimos
organizando la COP 25 y en eso están descuidando la parte “educacional”. Si
bien la COP es una tribuna internacional, también es una oportunidad para
incidir en modificar hábitos y culturas.
La semana pasada el mismo Ministerio del Medio Ambiente dio a
conocer y abrió una consulta ciudadana sobre el anteproyecto de Ley de Cambio
Climático (observar en: www.consultaciudadana.mma.gob.cl ). Si bien esa ley puede ser positiva,
especialmente para ordenar a la institucionalidad en este tema, por nuestra
parte y en lo ciudadano, insistimos que
las decisiones desde arriba no sirven mucho si no hay voluntad y si no existe
la cultura necesaria para comprender el porqué son necesarios. Como decía J.P.
Orrego un tiempo atrás, los parques nacionales debieran ser innecesarios, eso
si nuestra sociedad tuviese la cultura y
conciencia ambiental como para ello. Y la verdad es que son mejores las leyes
innecesarias o que reflejan una cultura y no una obligación. Y si la gente no
sabe del porqué, ni le interesa, de cómo puede incidir, de que implica la
emergencia ambiental, difícilmente se va a involucrar y participar. Peor aún,
hay muchos que concluyen que los humanos
somos una especie dañina que debiera
desaparecer, lo cual evidentemente tampoco contribuye a enfrentar el problema,
más bien nos hace sentirnos inútiles. Finalmente
está la desconfianza y confusión, aquellas que provocan las informaciones falsas
y las controversias bizantinas. También la desconfianza en un gobierno que es conocido
por favorecer los intereses del crecimiento económico (incluso carbonero) sin
importarle mucho lo ambiental y que hasta se negó a suscribir el acuerdo ambiental
de Escazú, pero que si está disponible
para el acuerdo comercial transnacionalizador
TPP 11.
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