NUESTRA FORMA DE HABITAR EL PLANETA
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén,
Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Ya lo escribimos la semana pasada, lo que
esta ocurriendo nos hace revisar nuestra forma de habitar el planeta. Y ese
pensamiento es de la bióloga, primatóloga, Dra. Isabel Behnke, una de esas sabias chilenas de las que nos
venimos a enterar gracias a la actual emergencia. (¡Que duda cabe que somos campeones
en negar a nuestras mujeres destacadas!).
Aparejados a I. Behnke hay muchos otros entendidos
en estas materias que están haciéndonos ver que lo que ocurre no es casualidad
y que la Madre Tierra se esta tomando unas semanas de alivio de la plaga que
somos los humanos con nuestro antropoceno artificializante, predador y
contaminador. Y si no fuimos capaces de entender las advertencias del cambio
climático, ahora nos llega una más directa, justo a nuestros miedos atávicos.
Aunque de superar al Covid 19, no
implica que nos salvemos del calentamiento global, menos aun si no aprendemos
las lecciones. A ver si al fin entendemos que no respetar a la Madre Tierra, a
la vida, ignorar las leyes ecológicas y de la naturaleza tiene un costo. Un
costo no precisamente del “todo tiene precio nada tiene valor” tan acendrado de
nuestra civilización.
Pensar que nos creemos la punta de la
pirámide, el tope de la creación y de la cadena trófica, semidioses, sapiens, mientras
un ser microscópico nos pone en nuestro lugar, en ese donde por lo demás nos
digieren los gusanos y demás descomponedores para volvernos a ser tierra.
Y a propósito del cambio climático, a causa
del Covid 19 se suspendió la COP 26 y tememos este importantísimo tema pase a
segundo plano, lo cual evidentemente es un gran peligro para los habitantes del
planeta.
Al respecto del origen del Covid 19,
conversamos además con Manuel Ruiz, Md. Veterinario regional que se fue a hacer
un doctorado a Tasmania y de ahí estuvo en Australia estudiando la transmisión
de virus desde murciélagos hacia caballos y humanos. Actualmente está
estudiando el Covid 19 en la U. de Montana. Entre otras cosas, Manuel nos
explicó que la transmisión a humanos requiere de intermediarios y es mas o
menos recurrente el que pasen zoonosis de la fauna silvestre a aquella
doméstica y a los humanos. Lo que ocurre es que muchas veces pasan desapercibidos
porque no son muy contagiosas. Por lo demás, el Ébola también proviene de los
murciélagos. Y claro ¡esto no es culpa de los murciélagos! El mayor riesgo con
todas las enfermedades, lo mismo ocurre con la producción industrial de
animales, son las aglomeraciones. Jaulas con centenares de gallinas o salmones
por metro cubico, ciudades con alta densidad de habitantes por hectárea. Si
bien las concentraciones puedan ser “económicas”, son ideales para las
epidemias mortales.
Por otra parte, lo que ocurre nos hace
valorar aspectos que ya mirábamos con desprecio, como el estar mas aislados, la
cercanía a la tierra o la autonomía y autosuficiencia y la baja densidad
poblacional. Es increíble que esa virtud del aislamiento no se haya
aprovechado, cuando parlamentarios, el Consejo Regional y la sociedad civil
desde hace semanas estamos insistiendo en una adecuada cuarentena, que
entendemos más bien sería un estricto cordón sanitario y en evitar siga
entrando a la región gente portadora del virus, y eso con protocolos un tanto
flojos (si es que los hay) y que no se cumplen.
Así no más con el centralismo y las prioridade$ en este paí$.
Y si en Venecia la cuarentena permitió que
se limpiasen las aguas y en China, el país mas contaminador del mundo al fin se
respiraba algo de aire puro, eso no necesariamente implica que por acá tengamos
un invierno con menos humo. Eso, porque en nuestro caso el humo no es de la
industria paralizada, sino de nuestras casas, donde así como va la cosa
estaremos recluidos en los próximos meses. De hecho, las premoniciones son de
que el humo puede ser un aliado del virus. Lo que sí puede ocurrir tal vez es
que tengamos visitas de la fauna silvestre, como esos venados que se pasean por
las calles europeas o los pumas que rondan en las noches santiaguinas. En una
de esas reaparecen los huemules que seguro poblaban acá antes de nuestra
“gloriosa” llegada.
Y a propósito de economía y contaminación,
mientras por un lado hay quienes esperamos que al fin aprendamos la lección y
aprovechemos la oportunidad para ajustar la economía, por otro, ya están los
mismos de siempre presionando para que se rebajen todas las “restricciones” a
la reactivación, una que ellos entienden como redoblar el abuso, el
extractivismo, la depredadación, la contaminación. En definitiva, está por verse si
evolucionamos y como sociedad o civilización entramos en razón para habitar el
planeta con respeto y en equilibrio entre nosotros y con los demás seres.
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