HISTORIA CUARENTÉNICA
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén,
Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Hay columnas para las cuales es necesario
investigar, recopilar información, documentarse, y hay otras, mas vivenciales,
en que la historia esta mas cercana, mas a la mano. Es el caso de lo que vivimos en estas últimas
semanas a causa de las medidas adoptadas a causa del Covid 19 y sus
consecuencias en cuarentenas, cierre de vuelos y fronteras. Seguro que hay
hartas historias de estas y probablemente más dramáticas y tal vez trágicas que
las propias y que conoceremos en los próximos tiempos. De hecho, hemos estado
escuchado de cientos de chilenos varados en los mas diversos rincones del
mundo, así como de gente de varias nacionalidades desesperados tratando de
volver a casa desde nuestro país.
En estas semanas nos ha tocado conocer de
cerca acá a algunos “refugiados del Covid”, unos argentinos acampando a causa
de que les cerraron la vuelta a casa, medida que a nuestro parecer atenta
contra sus derechos humanos y ciudadanos y una amiga alemana a la cual de un
día a otro le suspendieron el vuelo de vuelta a casa y su trabajo. El preludio había sido el caso del inglés de
Tortel y los cortes de camino contra los turistas en Tranquilo. También el de
una ciclista gringa que ya llevaba semanas recorriendo la región y que
preguntaba que hacer porque la trataban como si fuese marciana y le
recomendamos mejor volver a casa antes que la situación se volviese mas
complicada y le cortasen los vuelos.
En cuanto a la amiga alemana, se trata de
Gaby que adquirió hace años su campito en el Baker, un lugar hermoso donde no
le han faltado los problemas. Entre ellos, la amenaza de HidroAysén y su línea
de alta tensión, que pretendían poner justo en su propiedad, y las inundaciones
del Cachet, que le dejaron la casa y campo bajo mas de un metro de agua en varias
ocasiones. Gaby es una de las protagonistas del documental “Aysén Decide” (ver
en youtube) sobre la épica “Cabalgata Patagonia sin Represas” de noviembre de
2007. Ella, por lo demás, fue la ideóloga de hacer esa cabalgata. Gaby suele
viajar a ver a sus padres a Alemania a fines de marzo, comienzos de abril y de
ahí se va a trabajar en pastorear vacas a los Alpes suizos. Esta vez, sin saber
que estaba pasando, venia desde el sur hacia Coyhaique, cuando otros amigos
alemanes le advirtieron de la situación pandémica por lo que se comunicó con
una amiga que le ve sus vuelos y esta le respondió que no había problema. Pero
al día siguiente, ya en Coyhaique, LATAM suspendió sus vuelos a Europa. Gaby
decidió quedarse acá esperando una solución, porque ir a Santiago con
cuarentena le pareció muy riesgoso. A los días, la embajada alemana organizó un
vuelo especial para el cual había que pagar 5000 Euros (cuatro y medio millones
de pesos), elevada suma que Gaby no tenía. Siguieron pasando los días, por acá
todos aconsejaban y opinaban, mientras ella cada vez mas nerviosa seguía pendiente
de alguna solución. En el intertanto, fuimos testigos de cómo la llamaban desde
su familia un tanto desesperados y el padre anciano pensando que ya no volvería
a ver a su hija. Tras prácticamente un mes, recibió la noticia de un vuelo
organizado entre las embajadas sueca y alemana para rescatar sus ciudadanos
desde Chile y Bolivia, con un costo mas accesible. La esperanza duro varios
días, hasta que le comunicaron que ya no había cupo. Felizmente a la madrugada
siguiente, 4 am, la llamó desde Alemania la amiga que le estaba gestionando eso,
para contarle que finalmente le había conseguido un pasaje. ¡Gaby saltaba en
una pata! ¡Y ahora había que conseguir vuelo de Balmaceda a Santiago, cuando
LATAM anunciaba que ya no volaría más! Finalmente, obtuvo pasaje en el último
vuelo del 30 de abril y estuvo en Santiago esperando viajar a Europa este
lunes. El vuelo a Santiago llego tardísimo y arribo a su alojamiento a
medianoche, otra aventura. Cuando
escribo esto, Gaby ya debiera ir en viaje y esperamos llegando sin más novedad
a la cuarentena de entrada alemana, para seguir de ahí en los próximos días a
la cuarentena suiza. ¡En todo caso, se pueden imaginar cómo estaba de nerviosa
y ansiosa nuestra amiga con todo esto y no era para menos! Por acá, algo nos contagió
los nervios y desordenó la vida también. En todo caso, igual fue un agrado
departir los mates y alguna cerveza con ella, intercambiar películas, libros,
música y sus buenas conversaciones y tenerla de cocinera ¡y hasta picando leña
para relajarse!. Y ya pronto sabremos como fue la vuelta a casa. En el
intertanto, se supone los chicos refugiados argentinos en los próximos días
también podrán volver a casa. ¡Es de esperar así sea!
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