Peter Hartmann, director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Una elección presidencial en vísperas de, indudablemente que conspira contra el espíritu navideño. Ese de paz y amor; al menos aparentarlo unos días, como dicen algunos. Y por lo tanto, no está demás, de hacer llamados a la ética y moral.

La verdad es que ese tema de la paz y amor da para mucho y hasta algunos se lo toman “en chunga”. A estas alturas, no faltan los que se ríen y otros que se mofan de que es como para “hippies trasnochados”.  Sin embargo, ¡de que tiene mucha importancia, la tiene! Si todas las religiones hacen llamados al amor, de amarse los unos a los otros, no es casualidad; de que algunas iglesias disientan o destiñan, ya es otra cosa. De que no hay calidad de vida sin paz es algo objetivo. Y los hippies fueron una importante manifestación cultural en épocas de la guerra de Vietnam y de que lograron parar la guerra, lo lograron. Y de que el sistema los asimilo y destruyo, como suele hacerlo, lo hizo. Aunque aún hay parte de su espíritu dando vueltas. Y si bien asesinaron a John Lennon, parte de ese movimiento y antes a M. Luther King y Gandhi y Cristo y otros mártires… ¡eso no quiere decir que lograsen asesinar sus mensajes y legado! Por mas que acobarden a algunos.

En estos últimos años en que ha estado prevaleciendo la odiosidad y el mal ejemplo de poderosos lideres de la humanidad y ha arreciado el armamentismo, la vulneración de derechos humanos, del derecho internacional y el genocidio impune a vista y paciencia de todos, vale más que nunca hacer llamados y la acción por la paz y el amor. A tanto, que, hace unos días nos encontramos con un llamado medio insólito a sembrar y esparcir amor, ante la realidad contingente, por parte de una de nuestras socias de profesión psicóloga (María José Benítez de Rio Tranquilo). Si alguien como ella ve la importancia de hacer un llamado público de este tipo, no creemos que sea casual. Y menos aún, como para no tomárselo en serio. Y concordamos en que hace harta falta. De solo pasar un rato en redes sociales, la odiosidad que se esparce por ahí es tremenda. ¿Tendrán noción de eso quienes caen en este juego? ¿O ya estarán tan envenenados? La cuestión es que ese veneno se contagia fácilmente, afectando a nuestra sociedad e incluso familias y por cierto también les termina afectando a ellos mismos. El odio nunca ha llevado a algo bueno. Si bien es una carta fácil, junto al resentimiento y la rabia para aprovecharla en cierto tipo de política, eso suele incentivar la violencia de alguna forma, y la espiral de ésta nunca se sabe en que termina.  Y si esta odiosidad es entre congéneres humanos ¡imagínense como lo es con el resto de la creación! La regresión ambiental esta a la vista.

Así que como leímos por ahí: “el amor es siempre, el amor no es para toda la vida, el amor es vida”.

El amor, la paz y la vida son parte de los valores éticos. Y ahí nos encontramos con que según Immanuel Kant, ética significa la búsqueda del bien común: Tener respeto por la dignidad humana, la responsabilidad como virtud silenciosa, la capacidad de asumir el error con humildad, la libertad guiada por la razón. Y las habilidades asociadas son: mantener alineada la conciencia con la verdad, es tener coherencia entre lo que se piensa, se dice y se hace.

¡Suena lindo ah! Esta como para ponerlo en práctica ¡¿cierto?!

Junto con esto, les deseamos a nuestros, socios, amigos, lectores, seguidores y quienes laboran en este diario, una feliz navidad con mucho amor y paz.

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