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Expropiación de Bienes Públicos y Áreas «Protegidas»

EXPROPIACION DE  BIENES PÚBLICOS  Y AREAS “PROTEGIDAS”
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Coordinador Coalición Ciudadana por Aisén Reserva de Vida.
La “tragedia de los bienes comunes” la denominan. En el modelo neoliberal lo que es de todos, o sea los bienes nacionales y bienes de uso público, es de “nadie”, así suelen quedar bastante abandonados a su suerte. Y esa parece ser la idea. Algo que el modelo suele tratar de “corregir” con concesiones y privatizaciones. Si no hay lucro es como que ese bien sirviera para nada. Eso incluye el espacio público como las calles y sus bandejones, las autopistas,  las áreas verdes, las  orillas de ríos, lagos, playas marinas, el mar, el agua y glaciares, terrenos y edificios de propiedad fiscal y Áreas Silvestres Protegidas del Estado. En el limbo quedan otros lugares “protegidos” por ley como los monumentos nacionales que incluyen santuarios de la naturaleza y sitios arqueo-antro y paleontológicos muchas veces ubicados en propiedad particular.
A propósito de lo anterior, en los últimos días hemos sido testigos de cómo funciona la concesión de estacionamientos en Coyhaique, de cómo los bandejones están siendo “tomados” por todo tipo de vehículos sin que autoridad alguna ponga atajo, de cómo se descuidan y cortan los caminos públicos, de denuncias de proyectos en áreas protegidas y anuncios de aun más proyectos en ese tipo de área, de daños a santuarios de la naturaleza y la defensa corporativa de la  apropiación de bienes nacionales de uso público como el agua.  También hemos visto el reclamo – constatación de la ausencia del tema ambiental, que algo tiene que ver con los bienes públicos, en las propuestas de las candidaturas presidenciales. Total, parece eso importa a nadie.
Mientras esto de privatizar y “tomarse” los bienes públicos  ya parece ser de lo mas normal, la semana pasada nos percatamos de una nueva forma de llevar a cabo este propósito. Esto a causa de la antena telefónica aprobada vía Declaración Ambiental en la Reserva Nacional Jeinimeini, parte del futuro Parque Patagonia.  Resulta que la Comisión Ambiental Regional de Aysén, además de aprobar ambientalmente un proyecto en forma cuestionable, eso porque el artículo 11 de la Ley del Medio Ambiente estipula que ahí se debe hacer un Estudio de Evaluación de Impacto con participación ciudadana, también ocurre que se instala o valida la instalación de una propiedad privada en esa área protegida. Y a causa de esto vemos que pasa algo parecido con las salmoneras ubicadas en áreas protegidas en concesiones otorgadas por el Estado, concesiones que para remate pueden hipotecar en el sistema financiero. O sea, en este caso se otorga licencia sobre un bien nacional, en el cual para instalar un centro de engorda se aprueba con Declaración Ambiental  y no Estudio como estipula el artículo 11 de la Ley, y para remate esa concesión sobre mar nacional ubicada en un área protegida del Estado la privatizan por segunda o tercera vez al hipotecarla.
Hay gente, especialmente en el mundo empresarial,  a la cual la sola palabra expropiación le da urticaria, pero resulta que al privatizar bienes públicos lo que se hace es expropiarnos a todos esos bienes. La diferencia es que si se intenta afectar en algo la propiedad privada o hasta derechos de aprovechamiento de un bien público como el agua, el griterío es tremendo y recurrirán hasta al Tribunal Constitucional, pero en el caso de cuando son ellos los que expropian en bien de sus intereses particulares, pasa nada. ¡Nada!
Como si fuera poco, en estos lugares privatizados a la mala, o más bien al amparo de legislación e institucionalidad que lo permite, si ahí dieran un lindo ejemplo de comportamiento ambientalista, sustentable, altruista, tal vez pasa. Pero resulta que nos hemos pasado el año constatando como hasta la Contraloría está descubriendo que pasa lo contrario: decenas de balsas jaula ubicadas fuera de sus concesiones, varias de ellas que debieran ser  caducadas, decenas de operaciones anaeróbicas, o sea dañando severamente áreas protegidas, decenas de ellas usando pesticidas para eliminar caligus “piojo marino” y provocando severo daño ambiental en áreas protegidas. Y no olvidar que por ahí le disparan al menos a  los lobos marinos y habría que ver el comportamiento en cuanto a residuos sólidos y líquidos y lubricantes y combustible.

Con todo esto ¿existen realmente los bienes nacionales y públicos en nuestro país?
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