Opinión

Salmoneras, la Última Ola de Vandalismo en el Mar Patagonico

 

LAS SALMONERAS, ULTIMA OLA DE VANDALISMO EN EL MAR PATAGONICO

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Bien interesantes y llenas de aprendizajes han estado nuestras conversaciones en el programa de radio “La Otra Cara de la Moneda” (Radio Santa María, jueves 15,30 hrs.) con especialistas en el tema marino patagonico occidental. Además, nos alegramos que las especialistas marinas del CIEP al fin saquen la voz y muestren algo de la realidad marina regional. Vale recordar, que acá en ese mar se encuentra la mayor y menos conocida de las tres áreas estuarianas o de fiordo del planeta, la que abarca 35.000 Km.2 y 80.000 Km. lineales de costa y que contiene una alta biodiversidad priorizada como de importancia para la conservación mundial. Al Sur de la Península de Taitao, este litoral está identificado como ecoregión única a nivel mundial (WWF 1995, TNC, USAID 1999, Niklischek 2017).

En la última de estas conversaciones, con el biólogo marino Dr. Edwin Niklischek, éste nos recordó que el mar de Aisén se viene depredando desde épocas históricas por grupos en factoría de cazadores de pieles, balleneros y cipreceros, que incluso quemaban las islas, y que ya el comandante E. Simpson a fines del siglo XVIII denuncia en sus reportes de exploración. Es más, tal vez el primer extractivismo que se hace desde Aisén, fueron indígenas chonos enviados por los españoles de esclavos a Perú. Si bien el tráfico de esclavos lo pararon en su tiempo los misioneros jesuitas, tuvieron que pasar alrededor de 80 y más años para que el Estado chileno tomara cartas y parase la depredación de lobos marinos de dos pelos, elefantes marinos, focas leopardo, chungungos, huillines, ballenas y cipreces. Y eso cuando esas especies ya se encontraban al borde de la extinción. Así y todo, en los años 80 conversando con colegas arquitectos regionales, a estos les parecía bien que Kochifas se hubiesen hecho millonario de esa forma y de ahí pudiera dedicarse al turismo (por lo demás, los Skorpios se rehúsan a pagar entrada al Parque Nacional Laguna San Rafael y Kochifas continua armando cuadrillas factoría). En esa época la sustentabilidad aun no era tema. La próxima ola de esta civilización exótica invasiva – extractiva, serían los 17 barcos factorías extranjeros que operaron en el mar de Aisén en los años 70s a 80s al amparo del DL 500. De ahí, pasaríamos al “boom pesquero”, ahora con las factorías en tierra, que en solo pocos años llevo al colapso a todas las pesquerías en explotación. Pasó como una década para que se recuperasen algo algunas de ellas. Y para pasar de “cazadores y recolectores del mar” (pescadores artesanales) a “la civilización de los cultivadores”, como le gusta justificar a algunos, llegamos a la invasión salmonera; la última ola de la codicia vandálica industrial.  Ahora ya no son solo las especies en sí las afectadas, sino también su hábitat marino. O sea, la totalidad de los ecosistemas. Otra vez la civilización arrasadora y vandálica, sin lugar a dudas. Esto, con una tremenda contaminación del mar con nutrientes que no solo matan la vida debajo de las jaulas y que por cierto es uno de los factores para la proliferación de dinoflagelados y mareas rojas y cafés. Ahí vale preguntar además ¿de donde aparecieron esas especies exóticas? Agréguese otros residuos y efectos como basuras plásticas, combustible, ruido, escapes de salmones (sp exóticas invasivas), contagio de enfermedades a especies nativas, contaminación y muerte de especies nativas causada por plaguicidas, riesgo del uso excesivo de antibióticos y consecuencias del tráfico de embarcaciones e instalaciones (por ejemplo a ballenas). Agréguese finalmente la anoxia en un alto porcentaje de salmoneras, que evidentemente no mata solo a los salmones, sino también la vida en sus alrededores. ¡Y todo esto para colmo muchas veces al interior o en el borde de áreas protegidas!

Y como decía el Dr. Niklischek, es de esperar que no pasen otra vez 80 y mas años para que el Estado chileno, el mismo que incentiva y hace como que no ve las debacles, se dé por enterado y tome cartas en el asunto. Y no solo con paños fríos y parches. Por cierto, eso suele ocurrir cuando ya es demasiado tarde. ¿O ya lo es?

En cuanto a aspectos relevantes sobre el mar patagonico en que pareciera hay acuerdo unánime, es sobre la imperiosa necesidad de conocer y comprender la vida de sus ecosistemas (según la Dra. Häussermann son 14) antes de intervenirlos; si es que esos resultados lo admiten. Es más, el mar y ecosistema cuya vida e interrelaciones se desconoce debiese por principio precautivo permanecer intocado. También hay acuerdo respecto a la necesidad de la existencia de áreas protegidas que se respeten como tales y se cumplan las Convenciones internacionales suscritas por Chile para ello. Vale recordar que estamos ante una crisis  o emergencia mundial climática y de biodiversidad, con extinción acelerada de especies.  En lo que también hay acuerdo, es en la necesidad de evaluaciones ambientales mas rigurosas en las que se considere la capacidad de carga mas allá de solo el lugar de la jaula, sino del área de influencia y las interrelaciones ecológicas y de efectos sinérgicos con otros cultivos y vida del área. Además, hubo alusiones a la necesidad de respetar otras actividades económicas como el turismo y los recursos de la pesca artesanal bentónica. Respecto a que los fiordos no son adecuados para la salmonicultura, Niklischek fue el único que disintió, pero entendimos que fue mas bien por evitar generalizaciones y por los efectos secundarios como el traslado de esas concesiones a lugares prístinos donde se convierten en un problema aún peor. La Dra. P. Montero del CIEP, también se refiere a la necesidad de estudios caso a caso. Eso es en cuanto a los científicos, habrá que ver que pasa por el lado estatal y de la propia industria que suponemos debiera darse cuenta que no les conviene contaminar, eutrofizar y destruir el mar que los sustenta

 

 

Compartir: