Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

En estos días pasados se ha dado un interesante debate sobre aspectos atingentes al Baker. Y como estamos viendo si vale la pena y hay interés en una segunda edición de nuestro libro “Historia, Exploraciones, Defensa y Ambientes del Baker”, estamos muy atentos a este tema.                       La verdad es que llama la atención el escaso conocimiento e información disponible que existe sobre el rio más importante de Chile y lo poco que le importa esto a quienes habitan en su cuenca. ¡Hasta da la impresión que hay más interés en Santiago! La cuestión es que desconocemos como es que se hace turismo en el Baker sin saber siquiera de donde sale ese nombre. La última discusión y preguntas que vimos entorno a esto fue acerca de quien había descubierto ese rio y el Pascua y Bravo y si el Baker había tenido otro nombre antes. La verdad es que eso nos hizo volver a revisar nuestras fuentes, ya que teníamos una cita en el libro sobre el descubrimiento ¡sin poner la fuente!

Como ya escribimos hace meses atrás sobre de donde viene el nombre Baker (ver en      https://www.aisenreservadevida.cl/2023/07/04/y-de-donde-viene-el-nombre-del-baker/  ) ahora nos atendremos al descubrimiento y nombre  anterior. El primer nombre que conocemos es aquel que aparece en el mapa de Juan de la Cruz Cano y Olmedilla de 1775 y que se dice proviene de un croquis del P. José García Alsue de 1766 (en Risopatrón, 1905) donde aparece el rio de Los Caucahues Bravos naciendo del lago Chelenco y desembocando en el estuario Mesier (que posteriormente fue intercambiado por el Calen, que se dirigía hacia el sur). Ahora, se puede debatir sobre quiénes eran los caucahues; según la gente de la Comisión de Limites, serían la tribu indígena habitante del lugar, igual que los calenes. Por nuestra parte, pensamos eran los indígenas guías y acompañantes del P. García oriundos de Calen y Caucahue en Chiloé. No serían los primeros ni últimos en poner su nombre en estos territorios, ni esos son los únicos nombres huilliches que aparecen en ese mapa.  Desconocemos si para los kawésqar ese rio habrá tenido nombre. Creemos que sí y que lo conocían. Leyendo los relatos de viajes de Gabriela Paterito (Aguilera y Tonko, 2020), quien estuvo por última vez navegando el Maséjen-ase (“seno negro”, por no haber mariscos, hoy Baker)  llegando  a Bajo Pisagua a fines de los años 30, ahí no lo menciona.  Por otra parte, Alberto Achacaz (Vega,C., 1995) menciona una historia por ahí y que desembocadura es “kstai” y rio es “chafalai”. La cuestión es que, si los indígenas acompañantes del P. García conocían de la existencia del rio y hasta hubo un croquis bastante exacto de él, no sabemos si es válido llegar un siglo después a “descubrir” el rio. La cuestión es que, a causa del Laudo Limítrofe sometido a arbitraje británico, tanto Chile como Argentina, que desconocían el territorio en disputa, no les quedo otra que explorarlo, hacer levantamientos topo e hidrográficos, poner nombres, construir sendas y casas (y telégrafos) con tal de mostrar ocupación del territorio. Así es como la Marina Chilena encomendó al capitán Adolfo Rodríguez explorar el estuario Calen entonces rebautizado a Baker.  En su exploración, en 1888, Rodríguez a bordo de la “Toro” descubre las desembocaduras de los ríos Bravo y Pascua. En cuanto a la del Baker, dice que solo encontró un pequeño río con muchos árboles caídos. En todo caso, es extraño que Rodríguez y posteriormente a Steffen y su gente, que les paso lo mismo, no hayan visto los brazos principales (en ese entonces el rio iba pegado al cerro en su costado norte, donde está Bajo Pisagua, hoy embancado). Tampoco se conoce que es lo que Rodríguez realmente dijo (y si bautizo al Bravo y Pascua), ya que solo existía un relato escrito a mano y un croquis según menciona Steffen. Luego, en 1897, “descubre” este río una comisión argentina dirigida por el perito Moreno a bordo de la Azopardo y el Golondrina y lo bautizan como Las Heras (topónimo que subsistió en el cerro ubicado al Norte de la desembocadura). También dejan testimonios en la desembocadura del Pascua. Por lo que sabemos, además, los argentinos y probablemente los chilenos (aunque Steffen nunca lo menciona) conocían el mapa de De la Cruz Cano y Olmedilla, o sea sabían de la existencia del rio ahí. Al año siguiente, por encargo del perito chileno, Barros Arana, Hans Steffen y su gente (entre ellos Michell y Hambleton) exploran cuidadosamente el área “descubriendo” el Baker (bautizado así por él), lo que publica en Alemania, desconociendo que los argentinos habían estado antes, ya que estos demoraron en publicar su hallazgo. En todo caso, Steffen sabía que los argentinos habían estado en la zona porque sí encontraron su testimonio en el Pascua. Fue en esa exploración que bautizaron, además, al Bravo y al Pascua. Finalmente, el mayor merito de Steffen y su gente fue la exploración del río aguas arriba ¡tarea no menor! confirmando que proviene de los lagos Cochrane -Puyrredon y Buenos Aires, los que según la tesis argentina desaguaban hacia el rio Santa Cruz.

  • Foto; Delta del Baker
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