Opinión

Florencia y la Crisis Social


FLORENCIA Y LA CRÍSIS SOCIAL
Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Siento no haber escrito la columna de la semana pasada. La verdad es que estaba igual de mal que muchas y muchos con el abominable asesinato de Florencia, sin ni ganas de escribir y con otras actividades como para pensar en otra cosa y recuperar algo el ánimo. Si, estos hechos afectan harto a una comunidad y se suman a la brutal agresión a Nabíla y los asesinatos de Puerto Aisén. Y no solo afecta a las mujeres como piensan algunas de ellas. Por nuestra parte, nos afectan en lo personal al propugnar una sociedad y resolución de conflictos no violenta y como propuesta de Aisén Reserva de Vida, para la cual este tipo de hechos son una contradicción total.
Y si esas brutalidades ya son horribles, la reacción de algunos también da como para preocuparse. ¿Soluciona algo la odiosidad, la sed de venganza y ponerse a gritar por la pena de muerte  “ojo por ojo, diente por diente”? ¿O peor aun, de intentar asaltar la cárcel para linchar al asesino y apedrear vehículos de las instituciones que hacen lo que les corresponde por ley? ¿No se parece esto a la espiral de la violencia, esa bastante conocida y que termina en de los peores desastres? Por otro lado, pocas han sido las reflexiones sobre las causas de estos hechos que hemos visto. Y menos aun, las medidas para que no sigan ocurriendo. La verdad es que la reacción y crítica de “Ni una Menos” es de lo poco que se aprecia y concordamos en que una de las causas profundas a remediar es el sistema social patriarcal. Y eso en una sociedad regional harto machista como la aisenina es tarea compleja. De hecho, es cosa de buscar alguna alcaldesa electa o siquiera candidata a alcaldesa y hasta concejalas escasean.
Identificada una de las causas ¿Por qué será que nadie repara en que en los dos casos estos que han hecho famoso a Coyhaique últimamente los agresores estaban borrachos (al menos eso dicen)? Y la borrachera es una constante en asesinatos y otros delitos, no solo en Aysén. Pero extrañamente nadie repara en eso. Y menos aun toma alguna medida para que terminar con esta causa. Al contrario, todos los días nos encontramos con avisitos de lo buena que seria alguna bebida alcohólica para de todo y los borrachos suelen considerarse “simpáticos” y parte de nuestra cultura.  Y esta claro que ese negocio es intocable y hasta el Estado profita de él vía impuestos.
Y aparte de esto, esos personajes bestiales ¿Nacieron así? ¿Qué pasó con su educación formal e informal y el ambiente y familia en que se formaron? ¿Es que crecieron en un mundo pacifico y  amoroso, en que la violencia es mal vista? ¿Tuvieron una educación de calidad? Y con calidad nos referimos a algo mas allá de lo material, que es lo que pareciera estar importando actualmente. Y ¿tuvieron alguna enseñanza sobre ética y moral? ¿Y que pasa con los medios de comunicación, cuando por ejemplo, se glorifica constantemente la violencia en la televisión, delante de la cual nuestros hijos están mas tiempo que en la escuela y con sus padres?
Y cuando nos referimos al ambiente en que nos formamos, hablamos de calidad de vida. No por casualidad en estos días nos encontramos con una información en que nuestro país aparece en el puesto 33 de los 35 de la OCDE en cuanto a su calidad de vida; esto es considerando: Vivienda, ingresos familiares, el empleo, la educación, la conciliación de la vida laboral y familiar, los servicios sanitarios, el medio ambiente, la calidad de las relaciones personales, el nivel de seguridad o la satisfacción general ante la vida. ¿Era esto tema de campaña de las municipales y es tema para el desarrollo local, regional y nacional? Alguien que comete un crimen tan atroz o necesita emborracharse ¿Es feliz? ¿Esta viviendo una vida a gusto? ¿Tiene calidad de vida personal?
Y finalmente, cuando observamos actos violentos constantemente, no solo entre nuestros congéneres y la tele, cuando vemos lo que pasa en el SERNAM y con los adultos amores, cuando arrasamos y contaminamos sin piedad ni pudor nuestro ambiente y planeta, cuando tenemos ni una consideración hacia los demás seres vivos, cuando nos desenvolvemos en un modelo donde vale mas el dinero que la vida, cuando se busca egoístamente solo crecimiento, olvidando la sustentabilidad y lo que dejaremos a las futuras generaciones…En una sociedad a todas luces enferma ¿Qué podemos esperar de sus individuos? Ahora, esto no se resuelve de un día para otro y requiere cambios culturales profundos que comienzan en uno mismo y también requieren mayor compromiso social por lograr esos cambios. La cuestión es ser parte de la “solucionática” en vez de seguir pegados y darnos vueltas en el callejón sin salida del “mas de lo mismo”. Será la mejor forma de no olvidar a Florencia.
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