LA COP 25

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Si la gente apenas está entendiendo que es el famoso cambio climático, para remate puesto en tela de juicio por algunos ¿entenderá lo que es la COP 25? Pues, es una “cosa” que estará de moda los próximos meses.
 La COP es la Conferencia de las Partes (COP en inglés) y el 25 es porque es ese número de conferencias que ya van para ponerse de acuerdo entre todos los países participantes para enfrentar el Cambio Climático, sin demasiado éxito. En esto además existe un Panel Intergubernamental  de Expertos, el famoso IPCC. Todo eso bajo el alero de las Naciones Unidas, desde donde en los últimos tiempos se han estado recibiendo llamados cada vez más angustiosos de que son necesarios cambios sin precedentes para limitar el cambio climático y que solo  tenemos hasta el 2030 para detenerlo. Y la moda es porque esa COP 25 será en Chile. Esto es como las olimpiadas del cambio climático, que se realiza cada dos años y esta vez la Ministra de Medio Ambiente ofreció  ser sede. Ella misma contó que estaba la posibilidad y le pregunto a algunos de sus pares, los que mostraron ningún interés, y de ahí llamó al presidente, el que enganchó. La cuestión es que la ministra no tiene mucha agua en la piscina y en lo que está en eso le ha costado muchísimo organizar el evento, al punto que aun no tiene lugar físico donde realizarla. Finalmente, la semana pasada logro una aprobación en tiempo record por parte del Congreso de 35 millones de dólares para realizar esta conferencia. ¿Cuántos parlamentarios habrán entendido que es la COP? Por lo demás, Chile es de los países que serán más afectados por el cambio climático y el rol y responsabilidad que tendrá en la COP 25 no es menor.
Y por cierto se espera esos 35 millones sirvan de algo, que rindan, más allá de atraer las miradas mundiales hacia Chile y que nuestro presidente aparezca en la tele global y de maquillarnos de verde. Por algo últimamente diversas ciudades como Estocolmo y Hamburgo se han negado a ser sede de las olimpiadas, prefiriendo invertir lo que costarían en resolver problemas sociales acuciantes (¡si ellos los tienen, imagínense nosotros!).  La cuestión es que en nuestro país ¡puchas que cuesta que haya platas para cosas ambientales y para cumplir con los compromisos adquiridos en las COP anteriores! Es cosa de ver cómo tras dos años desde el mega-incendio en la Zona Centro-Sur, recién, tímidamente, hay anuncios de reforestar algo ¡con pinos! Eso mientras el Ministerio de Medio Ambiente intento infructuosamente conseguir fondos para restauración.  Y ahora nos vamos a gastar una millonada para una conferencia, que si va a servir de nada ¡mejor gastarse esa plata en algo más útil!  Y aquí vale recordar que nuestro país se comprometió en la COP 23 a reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en 30% y la recuperación y manejo de 100 mil hectáreas de bosque y forestar otras 100 mil hectáreas de bosque nativo al 2030. Para ello son necesarios cambios legales que el gobierno anterior contemplaba en el Plan de Acción Nacional del Cambio Climático y el gobierno actual aparentemente piensa enfrentar con una Ley del Cambio Climático, que se encuentra en confección. En el intertanto, si bien los buses eléctricos del Transantiago son un avance, mientras su energía provenga de termoeléctricas carboneras (de carbón de pésima calidad de Isla Riesco al lado del Parque Nacional Kawéskar), y sigamos haciendo humo el bosque en vez de forestarlo, no es mucho lo que podemos mostrar.
Vale recordar también, que de las emisiones nacionales de gases invernadero 78% son del sector energía, 11% del agropecuario, 6% de industria y minería y 5% de residuos. El sector energía ha estado aumentando sus emisiones (500%) y también el transporte (190%), industria y minería. Mientras, en la Región de Aysén las emisiones serían de 46,9 % agropecuarias, 46,4 energía y 3,8% residuos. Por otra parte somos campeones en absorción de gases con bosques existentes. ¿Y con que vamos a aportar desde la región a disminuir la emisión de gases y aumentar la absorción de ellos? ¿Con incendios, con más masa ganadera, con ciudades humeantes, con termoeléctricas? ¿O restaurando y reforestando bosque, arborizando caminos públicos y poblados, con energías renovables no convencionales, con ganado bien manejado y de calidad en vez de cantidad?
Y si Ud. es de los que aún no se convence de los efectos del cambio climático, pues vaya a darse una mirada a cualquier ventisquero, o puede ir a ver el nivel de aguas del Baker, o acordarse de los aluviones de Santa Lucia o del Norte. Y de que el clima ha cambiado, a estas alturas ¿a alguien le cabe duda?
Finalmente, como lo expresan los expertos desde la ONU, detener el cambio climático  y sus consecuencias implica un profundo cambio cultural desde el paradigma de desarrollo intensivo en energías fósiles, pavimentador, plastificador, ganadero hacia otro de mayor equilibrio con el ambiente, en el cual propuesta del modelo regional Aisén reserva de Vida es todo un ejemplo.

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