TIEMPOS DE CRISIS

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Harto complicada se ha estado poniendo la vida últimamente y la verdad es que parece no hay mucha voluntad en poner buena cara al mal tiempo. Y por desgracia, el mal tiempo ya venía de antes, porque lo que tenemos es una crisis múltiple: climática, sequia, de confianza, política y ahora, sanitaria y económica. ¡Ya parecen las siete pestes esto! Y así evidentemente cuesta poner buena cara.
Ya lo planteamos en columnas anteriores, esta contingencia nos pone a prueba y en poner lo mejor de nuestra parte, de reforzar nuestra inmunidad, de evitar ayudar a las enfermedades, de evitar bajar vibraciones, de evitar el miedo y sentimientos negativos y de tirar mala onda.  Y la verdad es que está harto difícil, de todos lados hay un bombardeo de noticias alarmantes, morbosas y negativas. Y de parte de las autoridades lo que hay son más bien ayudas múltiples a poner mayor caos que en resolver algo. Es más, en este caos que se produce se aprecian muchos palos al aire, exageraciones,  medidas contradictorias y cosas que la gente hace de motu propio porque lo ve  en la tele de otras realidades y otras partes (como estar desinfectando calles y paredes con cloro de poblados donde ni siquiera hay algún infectado).  La cuestión es que si no nos enfermamos de virus, así como va la cosa, nos van a enfermar de los nervios. Y la salud mental en nuestro país ya venía bastante a mal traer. E insistimos que el miedo, el pánico son el mejor aliado del Covid 19, mal que mal uno construye su realidad con sus pensamientos.
Por nuestra parte, no logramos entender el porqué, mientras se suspenden las clases, los espectáculos públicos y el deporte, y mas insólito aún se cierran los parques y reservas nacionales,  la gente sigue aglomerada en el transporte público, en grandes centros comerciales, frente a los supermercados y otro comercio mayor. Tampoco entendemos porque en Santiago (que están con harto mas riesgo que nosotros) se puede tener feria libre para abastecerse de alimentos sanos, esos que necesitamos para las defensas inmunitarias y en Coyhaique no. Es más, acá aquella feria que vende productos locales la clausuran, mientras las fruterías de productos del norte y donde se producen peores aglomeraciones siguen funcionando lo mas bien.  ¿Será para perjudicar a los campesinos para variar? Vale recordar que estamos en época de cosecha y no todos los citadinos tienen vehículo para ir de compras a las parcelas. ¿Y que tal si le agregan a la onda prohibitiva, restrictiva y clausuradora, un tanto de soluciones  prácticas alternativas, de resolver problemas, de mejor información y más útil, en vez de solo estar alarmando y complicando la vida. Y a propósito de alarmar, más vale ir resolviendo y enfrentando desde ya la crisis económica. Porque no todos somos autoridad empleado público con sueldo mensual asegurado y a quienes no les cuesta mucho de apertrecharse e irse a sus casas en cuarentena.
También vale tener en cuenta en las actuales circunstancias en no olvidarnos de los derechos humanos y de ser solidarios, también los turistas y empleados traídos de fuera son humanos. Si no queremos que traigan contagio vale poner barrera sanitaria y un control exhaustivo y cerrar la entrada a la región, más que castigar a quienes ya están y autocastigarnos con cuarentenas.  Porque harto poco sirve una cuarentena cuando llega gente de fuera infectada.
Finalmente, esperamos todo esto sirva para reflexionar, no solo en cómo hacemos para ser mejores seres humanos y ayudarnos a nosotros mismos, sino también sobre nuestra forma de habitar el planeta, nuestra relación con la naturaleza y en especial con los animales. Eso, porque es bastante evidente que ya llevamos varias zoonosis y “zoogripes” (aviar, porcina), en las pestes de la Edad Media las ratas tenían un rol preponderante, hace algunos años por un manejo irresponsable se creó el “mal de las vacas locas” y buena parte de las epidemias que arrasaron con la población originaria americana también provienen de animales domésticos. Y si hilamos mas fino, las enfermedades que afectan a la vida silvestre suelen ser responsabilidad humana, a través de los animales domésticos. Vale recordar las enfermedades de los huemules que provienen del ganado insalubre. Y claro, ahora, el actual virus, dicen los entendidos seria proveniente de fauna silvestre, pangolín o/y murciélago. ¡Es como que se dio vuelta la tortilla!

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