Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Este último tiempo hemos visto como los pueblos originarios de nuestro país han ido recuperando protagonismo e incluso han logrado incidir en la nueva Constitución. También hemos visto la controversia sobre los mapuche en Argentina y una extraña versión de que estos no serian pueblo originario de Chile. Igual, nos hemos percatado del desconocimiento existente en nuestra región sobre sus pueblos originarios.

Si bien reconocemos no ser profesionales del tema, por otro lado, éste nos fascina y nos hemos ocupado en informarnos al respecto. Y claro, no es tanta la información disponible y dan ganas de saber mucho mas. Una de las preguntas que siempre nos hemos hecho, por ejemplo, es que vegetales consumían los nómades de la estepa, porque no solo se alimentaban de guanacos y ñandúes, como nos dan a entender los antecedentes existentes.

Los pueblos originarios del litoral de Aisén eran los nómades canoeros Chono, al norte de Taitao y los Kawesqar, al sur de esa península. Los chonos están extintos como cultura, de ellos no es mucho lo que se sabe y han legado escasos vestigios (el nombre Aisén, es uno de ellos). Sin embargo, su ADN y herencia cultural sigue existiendo en los llamados Huilliches y en mas de algún chilote y aisenino. Esto al aculturarse y mezclarse con otros pueblos tras ser despoblados del litoral por los españoles (para evitar que los británicos encontrasen ayuda y enviarlos de esclavos a Perú) y los Jesuitas que los llevaron y atrajeron a sus misiones para evangelizarlos y evitar su esclavitud. Los chonos intercambiaban, cruzando el Itsmo de Ofqui, con los kawésqar (también denominados despectivamente  “alacalufes – comedores de mariscos” – por alguno de sus vecinos). Kawésqar aun quedan algunos en Magallanes, que están legando sus costumbres e idioma y defendiendo su waes (maritorio). Entre ambos pueblos eran al menos cuatro mil antes de su declive y la verdad es que es admirable como se las arreglaban navegando en frágiles canoas en una geografía y clima extremos. Los principales estudios sobre la cultura kawésqar los realizó J.Emperaire en los años 40-50 y hoy esta O. Aguilera y J. Tonko, en el rescate de su idioma y cultura. Estos navegantes llegaban al Masejen-ase   lo que hoy es Tortel, donde en marzo de 1931 fueron baleados por cuidadores del campamento de Bajo Pisagua. De ahí en adelante solo se sabe de dos o tres incursiones hacia dentro del fiordo, el que consideraban “seno negro” sin alimento, la última, cuando ya estaban instalados los marinos, o sea, tras 1955.

La posibilidad de que los chonos o kawésqar hayan subido por los ríos de Aisén y se hayan encontrado con los nómades de la estepa, existe, aunque no se ha podido demostrar. Según el cacique “tehuelche” Gangeel o Kengil, su padre  contaba de un pueblo pedestre “enanos”, fuertes y feroces, que habitaban en la zona cordillerana, llamados Tachual. Igual, existen pinturas proto tehuelche en el Cisne Medio y en Coyhaique. Por otra parte, de algún lado debe haber salido la información de la existencia del rio de los Caucaos Bravos y Lago Chelenco  (ambos nombres de origen chono -chilote) que aparecen en el mapa de Cruz Cano y Olmedilla de 1755.

Los habitantes del interior, nómades de la estepa, eran los Aonikenk, quienes se ubicaban al sur del rio Santa Cruz, según Martinic. Según ese mismo autor, mas al norte estaban los Mecharnúeukenk y Chehuachekenk (tehuelches de la cordillera), aunque hay quienes opinan que los Aonikenk también habitaban al norte del Santa Cruz y Ap  Iwan que les conoció, dice que la diferencia de idiomas entre los del sur y norte era como de dialecto. Como relata Musters en 1871, uno de los escasos testigos de ese periodo, los indígenas nómades con los que viaja, transitan con él desde Santa Cruz hasta Carmen de Patagones, pasando por el territorio mapuche, “indios manzaneros, araucanos, guerreros”.  Son estos últimos quienes denominan a sus vecinos como “tehuelches”, “gente bravía, o arisca o de tierra estéril”, y que, especialmente desde el sector del Nahuel Huapi, los invaden e influencian (Martinic, 1995). Según Evaristo Cual, descendiente “tehuelche”, en Radio Chubut, ellos en esa provincia, se denominaban Gününa-küne.  Tal como Musters y Ap Iwan, las Comisiones de Limites también usaban guías y los senderos “tehuelches”. Por desgracia estos pueblos, que eran pacíficos, fueron victima fácil de la expansión estanciera, del alcohol, la aculturación y las enfermedades.  Si bien hubo algún desencuentro o batalla entre mapuches y “tehuelches” , de ahí a que los primeros sean los responsables de la extinción de los segundos es falso. Por lo demás, según Roberts y Gavirati, había un paso usado por chonos hacia el Nahuel Huapi que llevo a un intenso mestizaje entre estos y los tehuelches. La influencia mapuche – huilliche es muy probable haya llegado al sector interior norte de Aisén.

Ahora, las acusaciones argentinas de que los mapuche son invasores chilenos y viceversa, de que son invasores argentinos y no originarios en Chile, son absurdas. Si Ercilla escribe de la existencia de los araucanos, es porque estaban ahí desde antes de los invasores españoles y si Musters consigna su existencia en Argentina es porque estaban ahí desde hace rato y antes que los argentinos. Y en cuanto a masacres genocidas, vale recordar aquellas de la “Campaña del Desierto” en la cual el General A. Roca elimino a los indígenas, mapuche, tehuelches y otros, de la pampa patagónica, y de la “Pacificación de la Araucanía”, destinada a eliminar a los mapuche del sur de Chile.

 

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