Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

El viernes pasado estuvimos en el seminario “Hidrógeno Verde en Aysén” organizado por ProChile, Aysén por Aysén, Idea Aysén y el CIEP. De los dos primeros y el CIEP sabemos quiénes son y que puntos calzan, de Idea Aysén no, y esos dos primeros fueron los que llevaban la batuta.

Aparte de los intereses comprometidos en esto, no se puede negar que conocer más del tema siempre es útil. Aunque habría sido bueno un poco más de miradas diversas; de hecho, todos los expositores eran ingenieros. Como se sabe, los seminarios se hacen para poner temas en el tapete y relevar intereses de los organizadores. Entre los presentes, indudablemente había muchos olfateando algún posible negocio con esta novedosa “panacea”. Así y todo, los expositores del primer bloque fueron bastante cautelosos y recordaron que el hidrógeno es un gas complejo y peligroso y costoso de manipular, que en la conversión eléctrica al hidrógeno hay una eficiencia de solo 50%, mientras el de la batería de litio es 94%, que la utilidad del hidrógeno es el reemplazo al diesel, que sus impactos dependen de la escala y de su sustentabilidad, que hay 60 proyectos en desarrollo (uno en Aysén), que para el próximo año se espera un Plan de Acción del Ministerio de Energía, que el pandero por ahora lo llevan las transnacionales , que los criterios de sustentabilidad dependen de impactos en la biodiversidad, suelos, aire e impactos sociales, que hay límites técnicos y existe un programa internacional de fomento del hidrógeno verde con aportes en $$. Para otro expositor, ”la industria del hidrogeno es un puzzle, no una carrera”, aún hay hartas incógnitas y necesidad de investigación y estamos en etapa de exploración y búsqueda de lugares con potencial, para pasar mas adelante a aquella de implementación (este expositor menciono 36 proyectos en nuestro país), que Chile tiene gran potencial y las condicionantes son  de que sea técnicamente factibles y socialmente aceptables, que exista compatibilidad técnica y ordenamiento territorial y estén  las capacidades. Para las empresas de “H2 Chile” la producción de hidrógeno es por la necesidad para reducir emisiones en los países desarrollados, con un crecimiento de la demanda de 6.5 veces en los próximos 30 años. El hidrógeno es clave para sectores difíciles de descarbonizar, existiendo en Chile un importante potencial y que éste en destino tiene un costo mayor. El desafío estaría en el fomento, la educación a comunidades y la regulación. Finalmente, escuchamos que no es mucho lo que esta pasando aún y que el desafío es gigantesco.

Los expositores del segundo bloque, fueron más al detalle y a la práctica. En esto, la posibilidad de contar con sistemas energéticos 100% renovables, que hay sistemas difíciles de electrificar (donde el hidrógeno sería la solución), que esto es la transición a los renovables y produce harto empleo, que hay que privilegiar usos regionales y después pensar en la exportación y que por ahora la producción está  basada en la energía solar y eólica, sin explorar aun la hídrica. Luego se presentó un estudio de prefactibilidad de MOWI -UACH y fondos gubernamentales para producir hidrógeno verde para desplazar el diesel en sus operaciones en Aysén. La U de Concepción tiene un proyecto a nivel de perfil en la economía del hidrógeno en consumos locales, difusión y comunicación y capital humano en el Bio Bio, también con apoyo estatal.  La U de Magallanes esta involucrada en el proyecto piloto alemán HIF (Porsche, Siemens, Gno. Alemán) que se desarrolla allá para producir combustible sintético a ser exportado, pero no hay puerto aún, ni transporte para ello, tampoco existe preparación, ni recurso humano. Finalmente, el expositor del proyecto Retrofit  indicó de que aparte de en comodities, se debe pensar en agregar valor y oportunidades del hidrógeno y que aquella para Coyhaique sería la de vehículos utilitarios.

Por nuestra parte, si bien para la política energética regional mencionamos la posibilidad y potencial del hidrógeno, mientras la gente del ministerio de Energía nos miraban incrédulos, desde el gobierno anterior vemos que este tema lo convirtieron en farándula política e interés en captar fondos internacionales, sin que exista ni reglamentación, ni ordenamiento territorial, ni recursos humanos, ni tecnología propia, ni preocupación por los impactos. Y así tenemos, otra vez, la improvisación de unos proyectos piloto de transnacionales con intereses bastante coloniales para su propio beneficio, haciendo los gobiernos como si fueran chilenos. Vale recordar, que producir hidrogeno verde requiere de mucha energía no convencional, tecnología sofisticada que viene de fuera, quienes entiendan de eso y una inversión bastante grande. Desde Punta Arenas donde van mas avanzados en esto, nos llegan hartas críticas de la forma desordenada como se esta llevando adelante este proceso, para variar al revés de lo que debiera ser. O sea, a hechos consumados, anteponiendo intereses económicos y luego, ante la crítica, ir planificando, evaluando impactos, conversando con la comunidad, pensando en el aporte local y regional. Si es que lo hacen.  Y a propósito de Alemania (y Europa) donde van mucho más avanzados en este tema y están muy necesitados de energía, hace poco fracasó el muy propagandístico uso de hidrógeno en un tren (ferrocarril) de prueba, por tener un costo 80% mayor al eléctrico. Eso, mientras la poderosa industria de motores de combustión se la juega con un tremendo marqueting para no perder mercado, intentando promover el cambio del diesel por hidrógeno. En todo caso, los costos de producción de hidrógeno verde aún son muy altos, existe inquietud en cómo se certificará que sea realmente verde y sobre sus impactos, y su aplicación al uso habitual aún se ve lejana.

 

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