Opinión

¿Y de Donde Viene el Nombre del Baker?

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

Vacaciones escolares de invierno, el mejor momento para publicar y aprender algo sobre nuestra geografía e historia regional y del principal rio de Chile. Por lo tanto, materia no menor y sin embargo muy poco conocida.

Cuando lanzamos en marzo nuestro libro “Historia, Exploraciones, Defensa y Ambientes del Baker” en Caleta Tortel, o sea con vecinos y buenos conocedores del río, no bien habíamos comenzado, ya nos preguntaron de donde y porque el rio se llamaba Baker. En el lanzamiento en Santiago, en junio, con un público bastante culto, nos pasó lo mismo y agregaron la pregunta de ¿porque no pronunciábamos en inglés un apellido inglés? ¿Y Ud. que lee esto, sabe de dónde viene ese nombre, ah? ¿Y porque será que ni los lugareños, ni aiseninos, ni los chilenos sabemos estas cosas? ¿Y cómo es que ese rio tiene ese nombre tan inglés?

Pues bien, el topónimo Baker (pronunciado acá en “gaucho”) tiene una larga explicación: Entre 1826 a 1830 la Expedición Hidrográfica Británica de King & Stokes (sucesora de aquella mas famosa de Fitz Roy y Darwin) bautiza en honor a su almirante (Sir Thomas Baker, comandante de la Estación de América del Sur) como “Baker Islands” a un grupo de islitas o pequeño archipielago ubicado en la entrada al fiordo o canal Calén, frente al Golfo de Penas. Mas adelante, la Armada Chilena, probablemente para darle el gusto al árbitro británico del diferendo limítrofe con Argentina, rebautiza el fiordo como Baker. Sin embargo, el comandante Adolfo Rodríguez a cargo de la exploración del fiordo en 1888, no encontró la desembocadura del gran río. En cambio, sí fue el descubridor de las desembocaduras de los rios Bravo y Pasca. Es la expedición argentina dirigida por el perito Moreno, a bordo del “Azopardo” y el “Golondrina”, en 1897, quienes descubren la desembocadura del gran río que bautizan como “Las Heras”, topónimo que subsiste en el cerro ubicado al norte de la desembocadura. Al año siguiente, por encargo del perito chileno, Diego Barros Arana, el geógrafo alemán Dr. Hans Steffen explora cuidadosamente el área “descubriendo” el río Baker, sin saber que Moreno había estado ahí el año anterior, ya que recién lo publicó en agosto de 1899, cuando el primero ya había dado a conocer su descubrimiento. Sin embargo, es la bien preparada expedición a cargo de Steffen, acompañado por el ingeniero Michell, el naturalista Hambleton, el mayor asimilado del Ejercito Von der Schulenburg y un numeroso grupo de chilotes y nativos de la Boca del Reloncaví, de los cuales por desgracia no se conoce sus nombres, quienes emprenden en diciembre de 1898 a febrero de 1889 la exploración del río, saliendo Steffen por el Lago Cochrane, y continuando con la expedición auxiliar de Krautmacher  proveniente del  Nahuel Huapi, a caballo y con guía tehuelche ,por la pampa, hacia Nueva Esperanza y Punta Arenas. Mientras, el grueso de los expedicionarios a cargo de Hambleton, vuelven al escampavías Pisagua que les espera en la desembocadura , para llevarlos de vuelta a casa. De hecho, el campamento Bajo Pisagua debe ese nombre a que ese barco varo en un bajo ahí. Steffen es quien bautiza como Baker al río, justificándolo en que ese valle es la prolongación geográfica del fiordo de ese nombre. Teníamos la duda de si Steffen, un geógrafo alemán, en vísperas de la Primera Guerra Mundial realmente había puesto ese nombre inglés, y por eso revisamos la versión original en alemán de su relato y libro de 1919: ahí también el bautizo es Baker. Por cierto, es muy posible que en eso también influyese el arbitraje británico y lisonjearlo haya sido parte de la diplomacia (en ambos lados). En todo caso, estuvimos revisando literatura alemana de esa época y entre alemanes y británicos había buenas relaciones, las cuales se estropearon recién en 1914, al inicio de la guerra. O sea, ese no era motivo para Steffen.

Ahora, volviendo al libro, en él evidentemente hay más historias y detalles sobre todo lo concerniente al Baker y sus exploraciones. También está la crónica sobre la defensa del Baker ante el megaproyecto que pretendía represarlo y un capítulo sobre los ambientes a lo largo del valle.  Por lo demás, quedan pocos ejemplares de la primera edición a la venta en Coyhaique, Cochrane, Chile Chico y Santiago y ya estamos viendo la posibilidad de una segunda edición. En general, hasta ahora la crítica ha sido positiva y no tenemos dudas sobre que esta obra constituye un aporte valioso para conocer mejor nuestra región y el rio más importante de nuestro país.

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