Opinión

Concesiones Salmoneras Caducables en Áreas Protegidas

Peter Hartmann , Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.

El miércoles pasado 18 de octubre, junto a Juan Carlos Viveros y Álvaro Montaña de Defendamos Chiloé y el Lonko -buzo, dirigente pescador de Melinka, Daniel Canuillán, estuvimos exponiendo a la Comisión de Pesca, Acuicultura e Intereses Marítimos de la Cámara de Diputados sobre concesiones en causal de caducidad y externalidades de las salmoneras, especialmente en áreas protegidas. Esta sesión de alguna forma era el contrapeso a la anterior, en la cual se le había intentado hacer una encerrona a la ministra de Medio Ambiente por parte de sectores ligados a la industria pesquera- salmonera.

La verdad es que esta vez, la bancada salmonera se desapareció y estuvimos interactuando con solo cuatro diputados y el Subsecretario de Pesca y Acuicultura. Los amigos de Defendamos Chiloé presentaron los antecedentes sobre concesiones con causal de caducidad que lograron obtener a través del CORE de Los Lagos y Subsecretaria de Pesca y Acuicultura y que ahora totalizan 457 (eso es cerca del 40% del total de concesiones que ostentan), de ellas 189 están en Los Lagos, 240 en Aisén y 28 en Magallanes. Vale recordar que el año pasado TERRAM había denunciado 280 concesiones caducables en áreas protegidas y que el Subsecretario de Fuerzas Armadas nos prometió en noviembre pasado responder a esas inquietudes, lo que aun no hace. Es más, pedimos hace más de 20 días, vía transparencia, los antecedentes relativos a nuestra región, pero pidieron mas plazo. Lo mismo habíamos hecho hace al menos un mes a través de la Senadora Ordenes, sin resultado. La cuestión es qué, si bien en la Ley de Pesca y Acuicultura el que una concesión no entre a operar o no este operando por mas de dos años, es prácticamente la única causal para caducarla, sin embargo, la institucionalidad prácticamente no la aplica. De 2018 a 2021 se tramitaron 28 caducidades y actualmente hay unas 100 informadas por SERNAPESCA, pero en la SSFFAA no avanzan. Una de las posibles causas es que las concesiones son hipotecables y con eso las caducidades demoran otros tres años en hacerse efectivas.  La cuestión es que, esas concesiones en vez de uso productivo tienen uso para especular en el mercado. El Subsecretario de Pesca explicó en esa comisión que la SSFFAA no tenia capacidad para realizar ese trabajo y le habían tenido que prestar ayuda. ¡Insólito, por decir lo menos, esto que el Ministerio de Defensa y las FFAA no cuenten con medios cuando todas las semanas nos enteramos de compras en millones de dólares de armamento! Vale agregar que esas concesiones son sobre mar chileno, bien nacional publico y cuando además son en área protegida, estas también son bien nacional. O sea, se está especulando con bienes comunes de todos los chilenos. Peor aún, la industria, sus sindicatos y afines últimamente patalean porque según ellos les quieren quitar concesiones en áreas protegidas y que con eso se restan o afectarían sus empleos y la economía. Sin embargo, esa misma industria se da el lujo de tener ociosas cerca del 40% de sus concesiones ¡o sea, según sus propios argumentos podrían dar bastante mas puestos de trabajo y no lo hacen! ¿Y dónde están los parlamentarios tan preocupados de este tema y que ante esta realidad se hacen los desentendidos? Otra queja de la industria es la falta de avance de relocalización de concesiones, para lo cual es necesario exista lugar, en lo cual evidentemente seria útil desocupar concesiones -lugares sin uso y que no estén en áreas protegidas.

Por otra parte, expusimos también, que la industria no solo deja de dar potenciales empleos, sino que con sus externalidades ambientales y sociales también afectan puestos de trabajo, al menos en la pesca y turismo, además de costos que debe asumir el Estado, o sea, otra vez  todos los chilenos. A esto se agrega que un recién publicado estudio de la UACH valoriza en cinco mil millones de dólares anuales el aporte de los ecosistemas de parques nacionales de Aysén y que la industria esa está operando en una de las tres zonas estuarianas del planeta, con alta biodiversidad, desconocida y prioridad mundial de conservación (WWF, Nature Conservancy, USAID, 1999; Nitklisheck,2017). Las consecuencias e impacto de la salmonicultura no solo es el que se está introduciendo una especie exótica invasiva en áreas protegidas, algo de todas formas impresentable, sino que además se contamina con químicos (antibióticos, pesticidas, colorantes, combustible, antifouling), sólidos (plástico), ruido, desechos orgánicos (alimento, fecas) y gases de efecto invernadero, se propicia la “floración algal nociva”, se afecta la fauna marina (larvas, reclutamiento , cetáceos y lobos) y con la sobreproducción provoca anoxia, con lo cual se muere y degrada la vida en las áreas protegidas. Vale recordar que prospecciones del Centro Huinay demostraron que ahí en diez años había disminuido la biodiversidad marina en 70% y la única causa posible eran las salmoneras del sector.

Vale recordar también, que en nuestra región hay 4 concesiones salmoneras en el Parque Nacional y Reserva de la Biósfera Laguna San Rafael y al menos otras 15 en la zona de amortiguación de esa Reserva, otras 4 en el Parque Nacional Isla Magdalena, 8 en el Santuario de la Naturaleza (anóxico) de Quitralco y 320 en la Reserva Nacional Las Guaitecas. Eso, sin contar aquellas ubicadas en sitios prioritarios para la conservación de la biodiversidad y la franja de exclusión que se debiera fijar por zonificación del borde costero en costas de parques nacionales terrestres ¡tarea pendiente desde el 2005!

  • Foto de una de las salmoneras instaladas en el P.N. Laguna San Rafael, ahí hay cuatro concesiones, dos de las cuales están con causal de caducidad.

 

 

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