Opinión

4º Festival del Bienestar y el Buen Vivir

 4º FESTIVAL DEL BIENESTAR Y EL BUEN VIVIR

Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida.
Este fin de semana sin duda la llevaron los festivales. Por acá en Coyhaique, participamos y disfrutamos el 4º Festival Bienestar Patagonia, una tremenda iniciativa y gran esfuerzo y producción autogestionada por un grupo de amigos, lo que vale felicitar y destacar. (¿Por qué será que la prensa olvida o no destaca estos hechos positivos?).
En este festival, muy, pero muy familiar y con muy pero muy buena onda, se podía participar libremente en talleres y charlas de medicina natural o alternativa, interpretación de sueños, biodanza, yoga en varias versiones, arte y creatividad, danzas de paz universal y biodanza, sonoterapia, permacultura, huertos, conexión grupal, teatro, preparar pan y fermentos, hijos felices, entre otros. Esto fue sábado y domingo en tres espacios, mas aquel de encuentro al aire libre donde además había cafetería, baño seco, lugar de juego para niños, informaciones y también algunos stand con productos a la venta y unos espacios en que se ofrecían terapias. El festival partió el viernes con una ceremonia de pago a la Madre Tierra, mientras un magnifico atardecer nos regalaba su bendición. Y para el cierre hubo un cabildo respondiendo las siguientes preguntas: ¿Cómo es  la sociedad que queremos y cuales las transformaciones personales y espirituales que se necesitan? ¿Con que contamos y cómo podemos promover apoyar estos cambios? ¿Qué acciones concretas podemos realizar?  
Estando ahí en el Festival, lo primero que llamaba la atención era la cantidad de niños que jugaban libres y madres amamantando en todos lados, cuando lo habitual es reprimirles y hacerles sentir que son una molestia. Lo segundo, tal vez, los temas a participar, del mundo de las terapias, medicina alternativa, vida saludable, arte y cultura; en suma, del bienestar o buen vivir. Entre estos apreciamos algunos realmente “espectaculares”. También nos impresionó como siempre estuvo todo limpio y con sistema de reciclaje y como unos arbolitos plantados hace poco que estaban en la pasada quedaron sanos y salvos. La verdad es que muchas de estas actividades fueron maravillosas y tremendamente energetizantes y lo que más se apreciaba por ahí eran personas sonrientes. Como lo expresamos, eso es lo mas parecido a como nos imaginamos la sociedad armoniosa en el buen vivir del Aisén Reserva de Vida.
Por nuestra parte, aportamos al festival con un taller de reflexión sobre el “buen vivir”, un concepto que hace poco aprendimos y es la síntesis de varios otros, como aquellos del desarrollo sustentable y calidad de vida, que usamos como fundamento del Aisén Reserva de Vida y que nunca nos habían dejado plenamente conformes.  Vale recordar que el desarrollo sustentable solo existe cuando no se afecta al futuro de las próximas generaciones y a otras sociedades y cuando se mantiene o mejora la calidad de vida. Esta a su vez es una sensación existencial y que se puede medir con variables fisiológicas, psicofisiológicas, desarrollo cultural para la participación del individuo en la comunidad, condicionamiento psicosocial y dependencia ecológico –ambiental. Y por cierto, todo parte por los fundamentos del paradigma, el cual en nuestra sociedad actual está cargado al antropo –egocentrismo y que es necesario ir cambiando hacia el ecocentrismo. A integrarnos como como seres naturales y regirnos por las leyes universales en vez de pretender ser los amos y cúspide de la creación. Vale recordar en esto las leyes ecológicas: 1. interdependencia, 2. estabilidad por la diversidad y 3. todas las materias primas son limitadas y existen límites en el crecimiento de todos los seres vivos.  Esto indudablemente es una tarea ética, donde prevalecen los altos valores, comenzando por la vida misma. Todo esto parece bastante intelectual y por eso nos gustó el “buen vivir” que en dos palabras refleja todo lo anterior. Terminamos este taller con un llamado a la acción hacia el buen vivir, en vez de permanecer indiferentes o cómplices del sistema, o tal vez paralizados por el miedo o las dudas como le pasa a muchos.

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